Reflexión sobre el Evangelio
1.- El mensaje de la Palabra de Dios
Jesús justifica su comportamiento con los publicanos y pecadores, mostrándonos el amor incondicional del Padre, la forma en que espera a los hijos perdidos y la aceptación de los pecadores arrepentidos.

El hijo bueno, (los fariseos), no tiene corazón de hijo, ni ha entendido lo que es el amor, ni reconoce la misericordia del Padre que acoge y perdona al hijo pecador.

2.- ¿Qué compromiso nos pide el Señor?
Ser auténticos hijos de Dios, para ser buenos hermanos, entre nosotros.
La conversión siempre es posible gracias a la misericordia del Padre que busca y acoge a los pecadores porque los ama.

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El Evangelio nos hace ver: que el pecado es siempre mentiroso, porque a la larga deshumaniza, y que la amistad con Dios, nuestro Padre, es algo esencial para nuestra madurez humana y para nuestra felicidad.

Al confesar arrepentidos nuestros pecados y recibir el perdón a través del ministro de la Iglesia, se renueva en nuestra vida personal, la parábola del hijo pródigo.

El sacramento de la Reconciliación, sana y fortalece nuestra fragilidad humana con la  fuerza de la resurrección de Cristo para hacernos mujeres y hombres nuevos.