La Fuerza Aérea Ecuatoriana cumple en esta isla tareas de vigilancia y apoyo a las operaciones aeroportuarias y de aeronavegación.

Un avión Airbus de la aerolínea ecuatoriana TAME aterriza con más de un centenar de pasajeros, en su mayoría extranjeros, en la pista que se estira en un valle poblado de cactus y plantas semisecas.

Tres kilómetros al noreste, como formando un triángulo, está el campamento del Grupo Aéreo Nº 225 Galápagos, complejo de antenas, tres calles asfaltadas, una capilla, 20 viviendas y oficinas.

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Este triángulo resume lo que es Baltra, isla de 2.542 hectáreas, que el 23 de julio del 2003 pasó a ser de propiedad absoluta de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), por decisión del juez 2º de lo Civil de Galápagos, Teófilo García Franco, resolución apelada el 3 de marzo del 2004 por el Municipio de Santa Cruz.

En Baltra se viven varias épocas. Es como un compendio de destrucción de la biodiversidad, de modernismo y régimen militar, ubicado en Galápagos, reconocido por la Unesco como Patrimonio Natural de la Humanidad.

En esta isla hay prohibición para circular libremente. El aeropuerto y el muelle son los únicos sitios a los que se accede sin contratiempos, siempre que se vaya a ingresar al archipiélago por vía aérea.

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El movimiento es intenso en la terminal aérea entre las 08h00 y las 13h00, durante la llegada de los dos vuelos de TAME y uno de Aerogal. Solo los buses de TAME movilizan a los viajeros desde y hacia el canal de Itabaca, un estrecho de aguas turquesas, de unos 500 metros, que separa a Baltra de la isla Santa Cruz.
En la terminal hay quioscos que usan los operadores de turismo y una veintena de locales de venta de artesanías.

Al otro extremo, a unos 6 km, está el muelle donde acoderan los barcos que hacen cruceros. En la parte alta está la base del Grupo Aéreo 225 Galápagos. El comandante, capitán Carlos Rosero, menciona que en la unidad laboran 50 uniformados, que cumplen labores administrativas, de vigilancia y apoyo a las operaciones aeroportuarias y de aeronavegación. “La gente piensa que esto es un fortín y no es así”, explica el oficial.

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La FAE llegó a Baltra, por primera vez, en 1947. Un documento certifica que el primer vuelo de acción cívica se realizó el 7 de junio de 1963. Esa fecha es la fiesta de la aviación en las islas. Los vuelos de acción cívica continúan: cada quince días llega un avión que transporta miembros de la FAE y la Armada y civiles ecuatorianos, que pagan tarifas bajas.

Cerca de las instalaciones de la FAE funciona la Capitanía de Puerto de Seymour, con una treintena de marinos. Una decena de villas, construidas a orillas del mar, les sirven de vivienda.

En la zona cercana al muelle se ubican, además, tres tanques de almacenamiento de combustibles, de Petroecuador. En otro sector está un complejo de antenas de un centro de intercepción de comunicaciones del Ejército ecuatoriano, que jugó un papel fundamental en el conflicto con el Perú, en 1995.

El área ocupada por instalaciones militares no sobrepasa las 20 hectáreas. El resto, 2.522 ha, constituyen el aeropuerto, parajes desérticos y ruinas de lo que fue la base aeronaval Beta, de EE.UU., que la ocupó entre 1942-46, en la II Guerra Mundial.

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Al noreste hay otra pista de aterrizaje, abandonada, más grande y ancha que la que opera la DAC. Ahí, los arbustos crecen en medio del asfalto. Hay viejos tanques de combustibles, construcciones desmanteladas, instalaciones eléctricas, casetas de vigilancia y puertas de lo que debieron ser túneles de escape.

La edificación que desafía el paso del tiempo es el Galápagos Service Club, conocida como la casa de piedra, con techos relucientes, madera, ventanales y pisos conservados. Allí hay una barra de 40 metros de largo, donde, por referencia de historiadores, fue el sitio donde se presentaron artistas mundiales, que motivaban a las tropas.

La flora y la fauna son pobres. Solo hay unos cuantos cactus y 163 iguanas repatriadas por el Parque Nacional Galápagos, que ni se las ve.

DATOS
RUTAS

Hasta hace un año, la única empresa que operaba en Baltra era Tame. Tenía, como hasta ahora, dos vuelos diarios.
Hoy está al servicio un vuelo diario de Aerogal. También aterrizan naves privadas y avionetas de la empresa Emetebé, que vuela entre islas y cuyo costo del pasaje es de 80 dólares por persona.

VUELOS CÍVICOS
La FAE realiza vuelos cívicos cada quince días, que llegan a San Cristóbal y Baltra, con pasajes subsidiados.

BIODIVERSIDAD
Al este, casi adjunta a Baltra, conocida también como Seymour Sur, está la isla Seymour Norte, una de las más ricas en biodiversidad de las islas. Parte de las especies de Baltra fueron llevadas hasta ese lugar para preservarlas.