Médicos españoles han proporcionado asistencia psicológica  a 15.000 perjudicados del ataque del 11-M.

Los inmigrantes que perdieron a un ser querido o resultaron heridos en los atentados del pasado 11 de marzo en Madrid tardarán más tiempo en recuperarse, reunir valor para salir de casa y subir a un tren y por ello necesitarán un apoyo psicológico especial, según expertos en salud mental.

“Ecuatorianos, peruanos o rumanos tienen una vida totalmente entregada al trabajo. Han dejado a sus padres o sus hijos en sus países para ganar dinero y poder darles después una vida mejor y ahora se preguntan: Tanto sacrificio ¿para qué?”, explicó Javier Fresneda, psicólogo que trabaja con los inmigrantes en El Pozo, barrio humilde de la periferia sur de Madrid donde explotó uno de los trenes.

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En las salas de velación y hospitales de Madrid las escenas de impotencia y dolor extremo se han repetido en la última semana. Rodeados de psicólogos, decenas de familias han pasado horas buscando a sus seres queridos y en el peor de los casos identificando cadáveres para, finalmente, repatriarlos en un avión.

“Creen que todo esto es un sueño, una pesadilla, pero es la realidad. Hay que expresar con palabras el dolor y la angustia. Este apoyo psicológico  temprano previene el estrés postraumático”, afirmó.

En el caso de los heridos, las imágenes del desastre les persiguen durante meses. Los médicos de los hospitales donde todavía están ingresados más de un centenar de personas afirman que no consiguen dormir ni hablar de la tragedia.

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Julio César, un ex militar colombiano asilado político, se pregunta si valió la pena huir de su país por la violencia para  acabar herido en un atentado en Madrid.

Jéssica, de Guayaquil, no consigue dormir, pero no habla de la explosión de su vagón, tras la que pasó cinco días en el hospital. Sanaa, marroquí de Casablanca, se ha sumergido en un silencio que solo rompe para llorar cuando recuerda que abortó a su hijo en un hospital, horas después de las explosiones en Atocha.

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Desde el 11 de marzo, cerca de mil psicólogos del Colegio Oficial de Madrid han asistido directamente a 5.000 personas y por teléfono a  10.000.

Según el ministerio de Sanidad, del 3% al 6% de los madrileños (entre 90.000 y 180.000 personas) sufrirá alteraciones psicológicas por la masacre, en la que murieron 202 personas, entre ellas unas 40 extranjeras.

A la tristeza, la rabia o el odio se suman síntomas físicos como la tensión, las taquicardias, mareos, fiebre o vértigos. El jueves, el ministerio de Sanidad presentó un plan de salud mental para afectados.

Además, numerosas asociaciones de inmigrantes crearon una red que dará asistencia psicológica y jurídica a los perjudicados en varios barrios de Madrid, informó Vladimir Paspuel, de la asociación hispano-ecuatoriana Rumiñahui.

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“Hemos venido a forjarnos un futuro y a buscar seguridad. Ahora, mucha gente debe seguir viajando en aquellos trenes y no deja de mirar bajo los asientos, desconfía de los bolsos y paquetes abandonados. A veces dejan pasar dos o tres trenes antes de decidirse a montar en uno”, aseguró.

HOMENAJE
MISA EN QUITO
Al menos 200 personas participaron el jueves pasado en la misa celebrada en una iglesia de Quito en memoria de los fallecidos, entre ellos seis ecuatorianos, en los cruentos atentados terroristas del pasado 11 de marzo en Madrid.

ASISTENTES
A la celebración religiosa en Quito asistieron el embajador de España en Ecuador, Andrés Collado, y los ministros ecuatorianos de Exteriores, Patricio Zuquilanda; de Defensa, Nelson Herrera, y de Gobierno, Raúl Baca.

VELATORIO
El presidente, coronel Lucio Gutiérrez, asistió ayer al velatorio de Ángel Manzano, en Ambato, una de las seis víctimas del atentado en Madrid, del pasado 11 de marzo.

VÍCTIMAS
Cuatro de los seis ecuatorianos muertos fueron repatriados. A los otros dos se los sepultó en España.