Decenas de miles de personas (casi dos millones, según los organizadores, y 250.000, según la Policía) se manifestaron hoy en Roma contra la guerra de Iraq y a favor del regreso de las tropas italianas desplegadas en ese país.
 
La marcha, en la que participaron los partidos de la oposición de centroizquierda y los principales sindicatos, transcurrió durante más de seis horas en un ambiente festivo, que un grupo de radicales enturbió al enfrentarse con el secretario de los Demócratas de Izquierda (DS), Piero Fassino.
 
La presencia en la manifestación de Fassino, líder del partido mayoritario de El Olivo, había sido criticada en los días previos, debido a su participación el pasado jueves en una concentración contra el terrorismo junto a dirigentes de la mayoría gubernamental.
 
Un grupo de jóvenes de centros sociales increpó al dirigente de los DS -que dejó el cortejo- y luego se enfrentó con los miembros del servicio de orden, lo que obligó a la Policía a efectuar una carga sin mayores consecuencias.
 
Al margen de este incidente, la masiva manifestación de Roma transcurrió en medio de los gritos de los participantes contra el terrorismo, la presencia italiana en Iraq y en solidaridad con las víctimas de Madrid y con España.
 
Banderas de la paz con los colores del arco iris, una de ellas de 110 metros de longitud, inundaron las calles de la capital italiana, a donde acudieron en trenes y autobuses miles de personas desde distintos puntos del país.
 
Entre los líderes políticos que participaron en la marcha el punto de referencia fue el anuncio del próximo presidente español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, de que retirará las tropas de Irak, si antes del 30 de junio la ONU no pasa a controlar la situación.
 
"Permanecemos sobre la línea de Zapatero, que es la línea de El Olivo, porque así contribuiremos a resolver la situación, a presionar a EE.UU. y a que la ONU tome las riendas en Iraq", dijo Francesco Rutelli, presidente del partido centrista La Margarita, próximo a Romano Prodi.
 
De forma más taxativa se manifestaron los dirigentes de los partidos más radicales de la oposición, Verdes, Comunistas Italianos y refundación Comunista, que pidieron la salida inmediata de las tropas de Irak.
 
Políticos, sindicalistas y miembros de organizaciones sociales y ciudadanas se turnaron en el uso de la palabra en un estrado presidido por una reproducción gigante del Guernika de Picasso, colocado al final de la marcha, en el circo Massimo. 
 
Desde las filas de la mayoría conservadora que lidera Silvio Berlusconi se criticó con dureza esta manifestación, que en palabras del viceprimer ministro, Gianfranco Fini, "no es pacifista, sino que va contra Estados Unidos, contra el Gobierno italiano y en muchos aspectos contra Occidente".