La OTAN emplazó este viernes más soldados a Kosovo y advirtió que tomará severas medidas contra para acabar con la violencia étnica, se prolongó por tercer día consecutivo.
 
En el pueblo serbio de Svinjare, al norte de Pristina, la capital provincial, salía humo de casas que ardían en medio de la peor ola de enfrentamientos desde que terminó la guerra de Kosovo, en 1999.
 
La policía dijo que la situación era más calma que con respecto al jueves, cuando grupos de albano-kosovares incendiaron casas de serbios y por lo menos 15 iglesias. Al menos 31 personas murieron y cientos resultaron heridas en los hechos de violencia que han azotaron a todas las ciudades importantes de la provincia.
 
Para vengarse, los nacionalistas serbios prendieron fuego a mezquitas y amenazaron con   matanzas, aún cuando la OTAN envió refuerzos para alejar el riesgo de un renovado conflicto en la volátil región de los Balcanes.
 
La continua violencia deja en evidencia las divisiones que han polarizado a la mayoría de albaneses musulmanes de Kosovo _que desean independizarse de Serbia_ y a los serbios cristianos ortodoxos, una minoría kosovar que considera a la provincia como su antigua patria.
 
Soldados franceses de la OTAN inspeccionaron el viernes tres edificios de apartamentos en los que residen familias albanesas en la ciudad de Kosovska Mitrovica.
 
La tropa de paz intentaba encontrar a supuestos hombres armados que realizaron disparos durante la noche desde los edificios.
 
La situación es calma pero muy volátil, muy frágil, y (la violencia) podría intensificarse en cualquier momento, manifestó a la AP el teniente Mathieu Mabin, portavoz de las fuerzas francesas.
 
Mobin dijo que su tropa   fue obligada a utilizar las armas contra individuos armados peligrosos ... y continuará haciéndolo en el futuro.
 
Mencionando informes de los soldados de paz de la ONU, la organización Human Rights Watch advirtió el viernes que   la mayor parte de la violencia está dirigida a la minoría étnica serbia, y pidió su protección. 
 
La crisis de Kosovo estalló el miércoles, cuando los albaneses responsabilizaron a los serbios por el ahogamiento de dos niños y comenzaron una campaña de venganza.
 
La violencia reavivó las tensiones entre los serbios y los albano-kosovares.
 
Harri Holkeri, el funcionario más importante de la ONU en Kosovo, pidió el fin de la violencia y advirtió que podría socavar los esfuerzos de la comunidad internacional para reconciliar a ambas partes después de la guerra.
 
 En el conflicto bélico murieron unas 10.000 personas, la mayoría de ellas albanesas.