Los abogados se solidarizaron ayer y muchas mujeres se ofrecieron para acompañarlas desde anoche.

Dolores Vélez Párraga está en “ayuno contra la impunidad”, pero no su hija, la pequeña Karla, de 6 meses, quien ayer se prendió del pecho de la madre y se amamantó con gran apetito.

Al anochecer del pasado miércoles, la hija del fallecido cliente de Fybeca, Carlos Andrade Almeida, fue llevada a casa de la abuela materna, Rosa Párraga, en Bastión Popular, porque en el sitio de la huelga de hambre (en la vereda del Palacio de Justicia) los mosquitos no la dejaban dormir.

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Ayer, a las 10h30, llevaron de vuelta a la niña, quien con mucha hambre se lanzó sobre el regazo de Vélez y desesperada bebió su leche. La viuda, cuyos pechos estaban rebosados del alimento, lloraba. “¡Me duelen mucho (los senos)!”, exclamó la viuda.

“No es justo (para la niña) que esté haciendo huelga de hambre y tenga que lactarla, pero la nena lo necesita. Tampoco sé hasta cuándo podré hacerlo, porque no ingerimos alimento”, manifestó.

Al lado de Dolores Vélez amanecieron, sobre colchones tendidos en la vereda y protegidas por una carpa de la Cruz Roja, las otras dos Dolores (Briones y Guerra).

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La esposa del asesinado mensajero de Fybeca, Guime Córdova, recibió a las 10h00 a su hijo Jimmy, de 2 años, mientras que a la cónyuge del presunto desaparecido Johnny Gómez Balda, le entregaron a Johnny Antony, de 5, a las 08h30.

“Por los mosquitos no durmieron con nosotras”, acotó Briones.

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Pilar Valenzuela, la madre de César Mata, también participa de la huelga. Esta mujer de 55 años lo único que implora es que le devuelvan a su hijo. “Si está muerto, como creo que así es, que sea para darle sepultura”, dice.

Briones y Vélez afirman no saber hasta cuándo estarán en ayuno. “Solo esperamos que un fiscal inicie la tercera instrucción por la muerte de nuestros esposos y que el estado nos indemnice”, asegura la viuda de Andrade.

El sitio es concurrido por usuarios que acuden al Palacio de Justicia, por curiosos que se detienen y por gente que se adhiere por solidaridad.

Presunto desaparecido
Dolores Guerra es la que más lamenta por no saber qué pasó con su esposo. Su ayuno es para exigir que se lo devuelvan. “Estoy convencida que lo asesinaron. Pero, también presiento que del grupo de los 20 policías presos saldrá otro Hugo España, como en el caso Restrepo, que dirá la verdad”.

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Solidaria con Guerra, una mujer que se identificó como Azucena de Castagneto dijo que no la conocía, pero que se sumaba a su dolor y ofreció acompañarla desde anoche.

Katty Amaya, una ex compañera del colegio Francisco de Orellana, también llegó a solidarizarse con ella. Igual, la abogada Jenny Unamuno.