Pertenecer a la Comisión de Fiscalización del Congreso fue el justificativo expresado por el diputado del Partido Social Cristiano (PSC), Patricio Dávila, para explicar su presencia ayer en la fiscalía de la Unidad Especial de Investigaciones Financieras, sitio donde tuvo un altercado verbal con la gerenta de la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD).

Wilma Salgado y Patricio Dávila se encontraron casualmente en las oficinas de la fiscalía a donde la primera acudió para presentarse al conocer que existía una instrucción, dictada por el  fiscal Jorge Cano, y Dávila fue "porque como miembro de fiscalización del Congreso tengo la obligación de verificar qué sucede en las instituciones públicas".

Dávila explicó esta mañana en Citynoticias (89.3 FM) que "durante un año la señora Wilma Salgado (gerenta de la AGD) ha falseado la verdad, dice que ha recuperado 800 millones de dólares cuando según las investigaciones de la Contraloría ha recuperado 27. Yo si puedo afirmar que durante mi administración recuperé 400 millones de dólares y pagué a los depositantes 180 millones, al Banco Central 160 millones  y a la Corporación Financiera Nacional 70 mlllones", aseguró el legislador.

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El diputado socialcristiano dijo que su cercanía a este juicio contra Salgado se debe a que "quise confirmar que existía una instrucción fiscal, para demostrar a los diputados que  están a favor de ella y que han tenido el desparpajo de agredirme y defender a Salgado, además porque siempre voy a estar interesado en lo que pasa en la AGD, porque yo se la limpieza con la que actué y también sé como se han llevado el dinero a manos llenas en esta administración".

Dávila dijo que "del análisis que hice, definitivamente existen 4 o 5 causales e indicios de responsabilidad penal en contra de Wilma Salgado, en efecto se usaron dineros que eran para devolver a los depositantes, para pagar los honorarios del abogado de coactivas Bolívar González".

Finalmente, acotó que ayer durante el encuentro con Salgado y González, "el juez estaba aterrorizado ante la presencia de González,un mafioso conocido en Quito, quien un poco más tarde envió a un par de guardaespaldas que llegaron a amenazarme de muerte".