Un asteroide de 30 metros de diámetro pasó hoy a sólo 43.000 kilómetros de la superficie de la Tierra, en el encuentro más cercano de nuestro planeta con un objeto de este tipo detectado hasta ahora.
 
La NASA informó de que el asteroide, denominado "2004 FH", llegó a las 23.08 GMT a la menor distancia de la Tierra, más allá de los satélites geoestacionarios climáticos, que están sobre una órbita a casi 36.000 kilómetros.
 
Las fuentes reiteraron que en ningún momento existió el peligro de que el cuerpo celeste se estrellara contra la Tierra y aún en el caso de que se hubiera dirigido hacia el planeta, el asteroide se habría desintegrado en el choque contra la atmósfera terrestre.
 
"Estaba garantizado que no iba a dar en el blanco terrestre", manifestó Paul Chodas, del Programa de Objetos Cercanos a la Tierra de la Agencia Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA) de EEUU.
 
En realidad, el encuentro cercano entre "2004 FH" y la Tierra no es extraordinario en la astronomía. Los cuerpos celestes de su tamaño pasan a una distancia parecida a una media de una vez cada dos años, sin ser percibidos.
 
"Lo importante no es que suceda, sino que lo hemos detectado", destacó el astrónomo Steve Chesley, del Programa de Objetos Cercanos.
 
Los científicos descubrieron el asteroide el lunes, durante un reconocimiento de rutina realizado por varios telescopios localizados en Socorro, en el estado de Nuevo México.
 
El 2004 FH se desplazaba a un velocidad de ocho kilómetros por segundo y recorrió la distancia de la Tierra a la Luna en tan sólo unas quince horas.
 
"Es un objeto que viaja rápido, no tan rápido como un satélite (natural, como la Luna), pero es uno de los objetos astronómicos más rápidos que podemos observar", explicó Chodas.
 
En su encuentro cercano con la Tierra, la gravedad del planeta curvó su órbita en unos 15 grados, tras lo cual el asteroide continuará su camino alrededor del Sol.
 
Los científicos no descartan que en el futuro nos encontremos de nuevo con él, pero una colisión con la Tierra no sería muy preocupante.
 
"Probablemente se desintegraría en la atmósfera en un montón de piezas pequeñas y no causaría mucho daño", indicó Chodas.
 
El descubrimiento lo realizó el Programa Lincoln de Investigación de Asteroides Cercanos a la Tierra (LINEAR, en inglés), que está financiado por la NASA y es operado por el Instituto de Tecnología de Massachusetts en cooperación de las Fuerzas Aéreas de EEUU.
 
Sus tres telescopios en Socorro, que tienen lentes con aperturas de entre 50 centímetros y un metro, observan cinco veces por noche cada cuadrante del firmamento en busca de objetos próximos a nuestro planeta, aunque se concentran en un plano elíptico donde se encuentran la mayoría de los asteroides.
 
Su objetivo es descubrir objetos celestes de gran tamaño, pero frecuentemente localizan cuerpos menores.
 
El viernes también se espera que las órbitas de otros dos asteroides coloquen a éstos cerca de la Tierra, pero no tanto como 2004 FH.
 
El objeto denominado 2000 GD2, de entre 400 y 890 kilómetros de diámetro, pasará a 18 millones de kilómetros de distancia de nosotros.
 
Y un asteroide menor, el 2004 ER21, de entre 40 y 90 kilómetros de diámetro, surcará el espacio a 7,5 millones de kilómetros de la Tierra.
 
Objetos como éstos han escapado a la gravedad de planetas cercanos y recorren órbitas que les llevan a las cercanías de la Tierra. Los asteroides son rocosos, mientras que los cometas están compuestos principalmente de hielo y polvo.
 
Ambos tipos de cuerpos son los restos del proceso de formación del sistema solar, cuya aglomeración produjo los planetas hace 4.600 millones de años.
 
Los cometas dieron lugar a los planetas gigantes exteriores del sistema (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) y los asteroides generaron los planetas interiores (Mercurio, Venus, la Tierra y Marte).