El país no puede desaprovechar la oportunidad que tiene con Estados Unidos y su Tratado de Libre Comercio.

Por ello, debemos cambiar la mentalidad de nuestros ejecutivos agrícolas, para que reforesten los campos con urgencia y consigamos abundantes lluvias que nos darán un mejor clima, más fertilidad en las siembras, estabilización de la producción, precios firmes y buenas utilidades.

Los préstamos al agricultor se volcarían a la gran transformación del agro. Si desean fomento económico, deben asignar áreas para la reforestación intensiva, pues a mayor y mejor calidad de tierras, mayor y mejor calidad de incentivo.

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Aldeas, comunas, parroquias y cantones depredados por el hombre o la naturaleza, serían visitados por especialistas forestales, calificando el predio, la variedad por sembrar, y comprobando adelantos o atrasos en la labor acordada.

Zonas como Churute, Cerro Colorado, Puerto Hondo o Cerro Blanco, son ejemplos por imitar.

La ayuda al agricultor que desea cooperar, no puede esperar más, el crecimiento de un pueblo depende del progreso agrícola.

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Las primeras 100.000 hectáreas, podrían licitarse con una mínima parte del excedente del precio del petróleo, que serviría como capital y semilla para las subsiguientes hectáreas por transformar.

Además, la Unión Europea ha simplificado los trámites para ayudas agrícolas, hasta por el 55% de los gastos de inversión en las explotaciones de trascendencia, y espera este año alcanzar un nuevo récord.

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Dispone de 330 millones de euros ($ 420 millones). Asi mismo, España espera proyectos para canjear con deuda externa, y Japón, la ayuda para proyectos de exportación de productos orgánicos.

Fernando Renella Coll
Guayaquil