Los pasajes aéreos de España a Ecuador bajaron de aproximadamente 1.200 euros a 469, unos 576 dólares, al cambio actual.

La estación de Atocha, donde se registraron tres de las diez explosiones que formaron parte del atentado del pasado jueves en Madrid, entró ayer en funcionamiento.

Anita Flores, natural de Quito, visitó el sábado pasado la estación de Atocha, donde se imponía el silencio, trenes vacíos, un lento ir y venir de gente con semblante extraviado y sin apuro. No obstante, después de dos días las actividades en el lugar volvieron a la normalidad.

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Según la ecuatoriana, la falta de actividad registrada el fin de semana pasado en Atocha no era normal, ya que esta es una de las principales estaciones ferroviarias de España, donde confluyen líneas de trenes locales y nacionales.

Por la falta de personas en los anchos y largos pasillos de la estación, para Anita fue más fácil observar las velas rojas que iluminaban los recodos del inmenso vestíbulo.

La mujer aprovechó el momento y escribió una nota en una hoja que le regaló otro transeúnte que también contemplaba la especie de altar que se levantó en el lugar en memoria de los muertos.

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“Ecuador está con España”, escribió Anita con letra grande y luego colocó el papel junto a otros carteles que reclaman la paz, que piden justicia, que condenan el terrorismo.

La ambateña Eliza Luzuriaga esperaba la línea uno Plaza de Castilla-Congosto. Ella contó que los jueves suele tomar el tren de Atocha antes de las 07h00, pero si el atentado hubiese sido el lunes o miércoles estaría dentro del grupo de víctimas porque en esos días toma el tren a las 07h40.

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Luzuriaga aseguró que un sábado al mediodía Atocha “hierve de gente y casi no se puede dar un paso, pero hoy sobra sitio”.

Las medidas de seguridad fueron incrementadas en la estación (salidas de trenes de cercanías y de largo recorrido). Policías y guardias de seguridad vigilan todos los vagones.

Muy cerca de allí, en la sala de espera de los pasajeros de largo recorrido, el ibarreño Iván Morales, mientras aguardaba a su esposa, recordó que casi nunca toma el tren de cercanías, ya que solo es usuario del metro y que hoy es la primera vez que está en Atocha.

Iván afirmó que del atentado se puede sacar el lado positivo y cree que “los españoles nos ven –a los inmigrantes económicos– con otros ojos, son más solidarios”.

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El quiteño Aníbal Chávez, natural de Quito, opinó que “los muertos son muchos, pero es raro que haya pocos inmigrantes si es bien sabido que los trenes pasan por barrios en los que abundan extranjeros”.

Fernando Naranjo, también de Quito, se refirió al atentado. “Te aseguro que si las explosiones sucedían a las 06h00 la mayoría de víctimas hubiese sido inmigrantes porque a esa hora la red de metro y cercanías se llena de albañiles y mujeres que limpian bares y viviendas”, explicó.

Chávez se quejó de las organizaciones de inmigrantes y dijo que por las disputas entre ellas no se ocupan de entregar apoyo a los familiares de las víctimas de las explosiones. “Los unos pelean con los otros, la asociación Rumiñahui niega información a la Federación de Asociaciones y los pobres afectados sin apoyo de sus autoridades”, acotó.

En las afueras de la estación ferroviaria también hay velas, flores y mensajes escritos en el suelo, así como un número considerable de periodistas de algunos países europeos junto a sus unidades móviles, en busca de transeúntes a quienes poder sacarles sus testimonios.

Las aerolíneas y agencias de viaje en Madrid lanzaron un plan de promociones de vuelos desde España a varios países de Latinoamérica, entre ellos Ecuador, tras  el ataque reivindicado por Al Qaeda. Los pasajes se cotizaban en al menos 1.200 euros, pero bajaron  a 469 (unos 576 dólares).