Ruth Cepeda vive hace quince años en una villa de la ciudadela Pradera I, propiedad de su madre, y ahora desea comprarla para tener algo propio, sin embargo, el aplazamiento en la entrega de los créditos hipotecarios se lo impide.

Hace cinco meses comenzó el trámite de su préstamo y tuvo que cancelar una vieja deuda con el IESS para poder acceder al crédito, “pero no he retirado mi certificado de pago porque el IESS no da fecha para la entrega de los hipotecarios”.

Como alternativa buscó asesoramiento para financiar la compra de su casa mediante alguna institución bancaria, pero le exigían muchos requisitos. “Además, es más fácil que se me descuente de mi sueldo antes que ir a pagar al banco”, añadió.

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La vivienda fue adquirida por sus padres mediante un crédito hipotecario de 120 mil sucres que consiguieron en el año 1975 y que fue pagado en diez años.

Cepeda se desempeña como maestra de Ciencias Naturales en el colegio Amarilis Fuentes y sabe que con su sueldo podría acceder a un máximo de 20 mil dólares para la compra de su vivienda.

“La deseo comprar cuanto antes para no tener problemas con mis hermanos por la herencia”, sentenció Cepeda. La última ocasión en que el seguro social entregó créditos hipotecarios fue en 1991.