El lunes, la comisión negociadora del TLC le lanzó un veto a los productores: industriales, artesanos y agricultores, reunidos en el auditorio del edificio Las Cámaras.  Los negociadores están en proceso de armar la posición que va a tener el Ecuador en las conversaciones con los EE.UU. Las instancias oficiales, en particular el Ministerio de Industrias y Comercio Exterior y el Banco Central, organizan comisiones y preparan estudios.

Para que la posición nacional refleje las necesidades del sector productivo nacional, se requiere una participación muy proactiva de los gremios, para que detallen la verdadera situación de cada una de sus líneas de producción, y el cambio de normas que requieren para poder aprovechar el mercado de los EE.UU. en las mejores condiciones posibles, o en su defecto, de verse perdedores, qué limitantes a la apertura se requieren, por ejemplo, mayor tiempo para una desgravación.

Werner Moeller, uno de los tres empresarios a quienes el Presidente pidió que participara en la comisión negociadora, advirtió a los empresarios reunidos que “aquel que no se moja el poncho, que no reclame después”, en clara advertencia que los industriales, agricultores y proveedores de servicios que no participen activamente suministrando la información y elementos de juicio requeridos, no tendrán derecho el día de mañana a reclamar que las negociaciones no han tomado en cuenta sus aspiraciones.

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Una evaluación de la experiencia mexicana luego de diez años del Nafta, demuestra que los sectores que más activamente aprovecharon la apertura del mercado americano, han sido los sectores ganadores en la economía mexicana, mientras que los que le dieron la espalda a esa apertura, han resultado perdedores. Días antes, las cámaras de la Producción optaron por nombrar un coordinador único para los sectores productivos, designación que recayó en el Ing. Roberto Aspiazu Estrada. La organización que se tiene prevista es que los gremios que aglutinan a los productores, unan 40 asociaciones, nombren cada una un vocero para que traten con el Ing. Aspiazu en cuanto a sus aspiraciones, y le entreguen la información requerida.

Será el Ing. Aspiazu quien canalice estos planteamientos y se mantenga en contacto permanente con el Ministerio de Comercio Exterior y la comisión negociadora. Las empresas y los gremios no podrán contactar a los negociadores de manera directa, ya que sería caótico. La organización prevista es similar a la adoptada por México hace diez años.

A lo sumo serán cuatro meses los que tendrán los gremios para definir sus posiciones frente al acuerdo, y comunicárselas al equipo de negociación a través del coordinador del sector privado. El tiempo es corto, considerando que la mayor parte de los gremios hasta ahora ha visto el TLC solo desde lejos. Pero el Ecuador no controla la agenda: la negociación es multilateral, los EE.UU. con los países andinos, y tanto Colombia como Perú vienen trabajando desde hace algún tiempo en lo que ellos pensaban iban a ser acuerdos bilaterales con los EE.UU. El Ecuador entra en el proceso, ya que Washington decidió que la negociación fuera con los países beneficiarios de la Atpdea.