“Curiosamente la ola de inseguridad levantó el negocio”, comentó Imrgard Eggeling, gerente de comercialización de la firma.

Existen cuatro niveles de blindajes.  El primer nivel o antiatraco, el más solicitado,  protege los contornos del vehículo, incluyendo los vidrios, pero no el techo y el piso.  Su costo promedio es de 12 mil dólares y resiste disparos de armas cuyos calibres sean inferiores al de un revólver 38.

Los otros tres niveles protegen la totalidad del automotor y se diferencian por el calibre de disparos que pueden soportar.  El nivel máximo resiste disparos de hasta un fusil militar.

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El precio de estos blindajes oscila entre los 15 mil y 26 mil dólares. Cada vehículo requiere de un trabajo de 30 días en promedio. En los talleres de la empresa laboran seis contratistas, entre mecánicos y maestros soldadores, además de 15 eventuales, que se dedican, en su mayoría, a la elaboración de chalecos antibalas.

 “El secreto de nuestro éxito es la confidencialidad, nunca revelamos los nombres de nuestros clientes”, aseguró Óscar Eggeling, propietario.