Ciudadanos de Guayaquil, Quito, Cuenca, Manta, Riobamba y Portoviejo acudieron ayer en forma masiva a cabinas telefónicas, locutorios y cibercafés para intentar comunicarse con sus familiares que emigraron a España.

La mayor afluencia de público se registró entre las 08h00 hasta las 12h00, tiempo en el que las líneas permanecieron congestionadas por el exceso de llamadas.

“No sé nada de ellos. Mi madre y mi primo están en Madrid. ¡Dios mío, qué ha pasado!”, decía con desesperación Miriam Ramírez Piguave, quien al enterarse del atentado en Madrid, donde viven sus parientes, acudió ayer a una cabina en Guayaquil.

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Desde Cuenca, Enma Quezada intentó durante ocho minutos hablar con amigos y familiares de su hija Priscila Criollo (32), quien vive en Madrid, pero no lo logró. “Mi hija está sin trabajo desde diciembre pasado, pero no puedo comunicarme”, aseguró.