Vladimir Paspuel, vicepresidente de la Asociación Rumiñahui, narró que él  estuvo muy cerca de una de las explosiones, ya que por la mañana tomó un tren en la estación de Pinto para ir a Madrid. Sin embargo, su sorpresa fue mayúscula cuando el tren fue detenido en la estación de Villaverde Bajo, a solo un kilómetro de la estación de Atocha.

“No nos decían qué pasaba. Solo nos avisaron que nos traslademos por otros medios a nuestro destino”, dijo. Minutos después, Paspuel se enteró de lo que estaba ocurriendo y comenzó a llamar por teléfono a varios amigos.

Paspuel se contactó con Isabel Sánchez, que en esos momentos había salido de la estación de Atocha tras presenciar las explosiones. “Mi tren entró por la vía 6. Cuando me bajaba, escuché una explosión y vi que salía una gran cantidad de humo de uno de los vagones de otro tren que circulaba por la vía 3”, enfatizó Sánchez.

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Al principio ella no se alarmó. Se percató que del tren afectado la gente salía asustada, pero con tranquilidad. “De pronto se produjo otra explosión y luego otra, y ahí todos echamos a correr. Había tanto pánico que las personas se pisoteaban”.

La ecuatoriana manifestó que gracias a que los empleados de la estación abrieron todas las puertas,  la gente llegó a la calle en pocos minutos.