Ayer en esta ciudad, los locutorios telefónicos permanecieron llenos de personas que buscaban noticias sobre sus familiares en Madrid.

En las cabinas telefónicas de Carcelén (norte), donde los usuarios se aglomeraron de 08h00 a 09h30, se efectuó el 10% más de llamadas a España que en un día normal.

Un gran número de usuarios no logró comunicarse con sus allegados en un primer intento y debieron retornar varias veces a los locutorios.

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A las 12h00, Esperanza Achig acudió por cuarta vez a las cabinas telefónicas. Tras varios intentos no pudo concretar la llamada para conocer la suerte de sus hermanos, residentes en Madrid y usuarios del sistema de trenes donde se presentaron las explosiones.

En un café-internet de la calle Michelena (sur), Ana Toapanta esperaba una llamada de Fernando Romero, su esposo, quien trabaja como mesero en un restaurante de Madrid. “Para ir al trabajo tiene que tomar el tren”, explicó.

En Cotocollao (norte), los cibercafés permanecieron repletos de 08h00 a 09h00. Marcia Llumiguinga esperó hasta las 12h00 para comunicarse con sus hermanos. “Ellos están bien, pero hay incertidumbre en Madrid”, dijo.