Llama la atención cuando hablan de la Ley D’Hondt que se hable también de las minorías, pues los números son directos, no hay interpretación; salvo que alguien sume y reste sin observar las reglas.

Un diputado belga, Víctor D’Hondt, ideó la fórmula matemática para repartir los puestos en el Congreso de su país, según los cocientes mayores entre todas las listas.

Para obtener los cocientes se toman los totales de cada lista y se dividen sucesivamente para uno, dos..., hasta el número total de diputados por elegir; es aplicable para el voto en plancha o por lista. El número mayor seguirá teniendo un cociente mayor en relación a la lista que alcanzó menos votos. No veo el “derecho de las minorías” del que hablan algunos diputados en Ecuador. Lo que aplicó el Tribunal Supremo Electoral y que fue declarado inconstitucional, en términos numéricos es un “horror”.

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Dice esta ley que la suma total de votos nominales alcanzados por todos los candidatos de cada lista, es la cifra con la que se aplicará la fórmula D’Hondt o de divisores continuos. O sea, en la lista A se suman los votos de Juan, Pedro y Mario, igual en la lista B se suman los votos de Pablo, Efrén y María, y a estos totales se aplica la regla D’Hondt.

Es incorrecto sumar los votos nominales para obtener el total de cada lista, porque el total obtenido no representa el voto por lista; en consecuencia, todo lo demás es errado. Así, alguien con la mitad de sufragios, deja atrás a quien lo dobla en votos.

Concluimos que: D’Hondt no era diputado ecuatoriano; el derecho de las minorías es otra cosa muy diferente; la viveza criolla es patrimonio nacional; en todas las democracias gana el que alcanza el número mayor y no entra el que tiene menos votos (regla de tres).

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Julio César Navas Pazmiño
Guayaquil