Tienen la misión de purificar el aire que respiramos, pero nadie se preocupa por ellos. Están en las aceras y en los parterres de las principales avenidas de la ciudad, enredados con cables de luz y teléfono y cayéndose por partes o completos.

En la acera de las calles Novena y Domingo Savio, al suroeste de la ciudad, todavía están las huellas de dos árboles, uno de pechiche y otro de acacia, que se cayeron una madrugada del mes pasado.

No hubo desgracias personales pero sí la pérdida de la oxigenación del ambiente en ese sector y la sombra que proporcionaban a los habitantes aquellas frondosas especies de más de 25 años.

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Por eso, Luis Rodríguez, morador, considera que la Municipalidad de Guayaquil debe ejecutar un plan de prevención que disminuya la pérdida de más especies. Sin embargo, en la Dirección de Áreas Verdes no se informó de algún programa al respecto.

El martes pasado se cayó uno de leucaena en la ciudadela la FAE y quién sabe si en el transcurso del invierno colapsen dos samanes en el mismo sector u otros ubicados en Las Acacias (Av. José Vicente Trujillo y García Moreno), en la Pradera 1 (Av. 25 de Julio y Calle 11), Av. Carlos Luis Plaza Dañín, u otros sectores de la ciudad.

Aun cuando muchas personas pueden creer que los árboles caen de viejos, el biólogo Marcos Cedeño explica que no.

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“El árbol muere de pie. Con el tiempo se pudre la madera y cae”, expresa.
Pero aclara que la mayoría de especies cae por fallas en el sostén mecánico. Es decir que las raíces no son lo suficientemente fuertes para sostener toda la parte superior del árbol formada por largas ramas que se extienden rápidamente y muchas veces de manera desproporcionada.

Por eso, Cedeño recomienda podar constantemente los árboles para mantener el equilibrio de su peso. “No es una solución definitiva, pero ayuda a mantener en pie la especie por más tiempo y a mejorar el ambiente”, advierte.

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Árboles públicos sin mantenimiento

Carecen de poda, se enredan en cables de luz y teléfono y se caen en partes o completos.

Un parterre cubierto por la sombra de varios árboles, en la manzana 25 de la ciudadela la FAE, es el camino habitual de María de Grijalva hacia su casa. Pero desde el martes pasado que cayó un árbol de leucaena de más de 20 metros de altura, ella va por ese sendero con cuidado.

Observar aquel árbol de grandes ramas, tronco rugoso  y hojas menudas tirado en la calle la entristece pero no la asombra. “Cómo no va a caerse si nadie podó sus ramas para que tenga un equilibrio adecuado”, expresa.

Fanny Naula, propietaria de una tienda cercana, señala que la última vez que personal de la Corporación Eléctrica de Guayaquil podó los árboles del sector fue hace un año. “Las ramas crecen rápido y con la lluvia hacen corto circuito y provocan cortes de energía eléctrica”, indica.

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La caída de ramas y árboles completos es una situación que se vuelve frecuente en invierno. Desde el pasado mes de diciembre que empezaron las lluvias se ha registrado la caída de cuatro árboles y una cantidad incontable de ramas. Las consecuencias: una casa destruida, daños en cables de energía eléctrica y de teléfono.

Esto ha ocurrido en zonas como Lago de Capeira (conjunto Rosas de Capeira), avenida Domingo Comín y Ernesto Albán, en las calles Novena y Domingo Savio y en la 17 y Alcedo.

También en sectores como Sauces 4 (frente al bloque 629 y en la ciudadela Las Acacias se han caído ramas que han ocasionado daños telefónicos y eléctricos.

¿Quién es el responsable de su mantenimiento? De los que están en la vía pública, la Municipalidad de Guayaquil, señaló una fuente del departamento de Áreas Verdes. A esta entidad los moradores deben solicitar, por escrito, la poda de una especie y esta entidad a su vez coordina con la Corporación Eléctrica que ejecuta la acción.

Sin embargo, moradores de diferentes sectores de Guayaquil, donde se ha reportado la caída de árboles, reclaman un plan de prevención y mantenimiento de las especies para que continúen purificando el aire que todos respiramos y evitar que sigan muriendo.

4 ÁRBOLES
se cayeron desde el pasado mes de diciembre que empezó el invierno: un ceibo en Lago de Capeira (conjunto Rosas de Capeira), uno de especie no reportada en la avenida Domingo Comín y Ernesto Albán y uno de acacia y otro de pechiche en las calles Novena y Domingo Savio.

60 ESPECIES
de árboles nativos (hay en otros lugares) existen en Guayaquil, según la profesora Flor María Valverde. Entre ellos menciona el amarillo, beldaco, bototillo, ceibo y fernansánchez.