El pasado viernes, Miriam Coello (22 años) recibió su título de bachiller en la especialidad de Físico Matemática.

Ella labora en un restaurante de la Alborada todos los días, hasta las 16h00. Luego, al llegar a casa, atiende a su hija y esposo. ¿En qué tiempo estudió? En la noche.

Coello es una de los siete bachilleres que “con esfuerzo” terminaron sus estudios de ciclo diversificado en el colegio nocturno Prócer León de Febres Cordero, ubicado en Colinas de la Alborada, un sector marginal situado al norte de la ciudad.

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Jaqueline Poaquiza, Daysi Quimí, Héctor Ronquillo, Jéssica Flores y Andrés Sánchez forman parte de la primera promoción de graduados de ese colegio nocturno.

Mantiene el hogar
Jéssica Flores (18) también trabaja y estudiaba en las noches para obtener su mención de bachiller. Ella, quien labora en una franquicia de comidas rápidas, junto a su hermano mayor mantienen su hogar.

Héctor Ronquillo, otro de los incorporados, no tiene empleo. Para culminar el año contó con el respaldo de sus padres, pues ellos fueron los que hicieron el esfuerzo económico para ver graduar al mayor de sus hijos.

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Bertha Mieles y Jacinto Ronquillo están orgullosos de Héctor, pero ahora “queremos que siga estudiando en la universidad. La situación está difícil, ojalá personas con voluntad le ofrezcan un trabajo para que él pueda ayudarse”.

Como Héctor, Jaqueline Poaquiza, Daysi Quimí y Héctor Sánchez tuvieron el respaldo de su familia.