La responsable de la publicación es la investigadora Graciela Goldchluk, que pasó años abriendo cajas, revisando servilletas garabateadas y buscando líneas olvidadas en la vivienda de la madre de Puig, fallecido en 1990 en Cuernavaca en México.

“Soy como alguien que busca oro en el río. Pone el cedazo y quedan las pepitas”, dijo Goldchluk, quien definió al contenido del libro como “textos que contienen un relato pero que no son cuentos” de uno de los autores argentinos con mayor proyección internacional.