Convencido de que los homosexuales pueden ser "curados" como los alcohólicos, fumadores o drogadictos, un diputado brasileño impulsa un polémico proyecto que propone apoyo estatal para el "gay" que quiera cambiar su "condición sexual".
 
El diputado Neucimar Fraga no tiene duda alguna sobre lo que dice y defiende su idea a capa y espada hasta en los más sensacionalistas programas de televisión, en los que ha llegado a debatir con "drag queens" que rechazan su propuesta y han tenido el atrevimiento de invitarle a conocer "el otro lado" del placer.
 
"Hay hombres y mujeres que han sido homosexuales y con el apoyo necesario han dejado de serlo", dijo a EFE el legislador de centro derecha, de religión evangélico bautista y que se opuso a que el 28 de junio fuera declarado "Día del Orgullo Gay" en Brasil, porque sostiene que "nadie puede estar orgulloso de ser homosexual".
 
Su mejor ejemplo de "reversión sexual" es Paulo Roberto Júnior, elegido "Miss Gay" de Brasilia cinco veces, quien hace dos años se quitó los implantes de silicona que tenía en sus senos porque estaba "arrepentido" y contrajo matrimonio con una pastora evangélica.
 
El proyecto de ley que Fraga ha presentado al Parlamento propone que el sistema público de salud ofrezca "asistencia especializada" a las personas que quieran volver a ser heterosexuales y que se idee un programa para "garantizar la sanidad sexual" de los brasileños e informar sobre la posibilidad de la "reconversión".
 
El "tratamiento" que propone sería similar al utilizado para los casos de alcoholismo, drogadicción o tabaquismo, que pueden llegar a curarse con un apoyo psicológico adecuado.
 
Fraga no sabe calcular cuántas personas podrían "beneficiarse" de su proyecto. "Los grupos gay dicen que el diez por ciento de los brasileños son homosexuales. Si es así, hablamos de unas 17 millones de personas, pero ignoramos cuántos quieren cambiar su situación", admitió.
 
El diputado del Partido Liberal agregó que, si su proyecto llega a convertirse en ley, será más fácil establecer cifras.
 
"Sabemos cuántas personas usan drogas o cuántas son alcohólicas, pero no sabemos cuántas son homosexuales y quieren dejar de serlo", señaló Fraga, quien tampoco ha podido precisar el costo del programa que propone.
 
El diputado niega que su proyecto esté inspirado en prejuicios sexuales. "No hay prejuicio cuando se propone la reconversión solo para aquellos que lo deseen. Quien no quiera dejar de ser homosexual no tiene por qué buscar apoyo", sostuvo.
 
Además de basarse en sus propias convicciones, Fraga explicó a EFE que sustenta su idea en una corriente de la psicología moderna que defiende lo que él define como "reorientación sexual".
 
La propuesta ha llevado al colectivo homosexual a poner el grito en el cielo con el respaldo de prominentes figuras de la política brasileña, como la socialista Marta Suplicy, alcaldesa de Sao Paulo, psicóloga, sexóloga y autora de un proyecto de ley que reconoce el derecho de todo "gay" al casamiento civil.
 
"Se parte del supuesto equivocado de que existe la opción sexual, cuando en realidad se trata de orientación sexual. Nadie elige ser o no ser homosexual. Simplemente se es o no", dijo Suplicy.
 
El antropólogo Luiz Mott, presidente del Grupo Gay de Bahía, la organización de homosexuales más activa del país, enmarca la idea de Fraga en "el violento bombardeo que sufren los derechos de los gays en Brasil y en todo el mundo".
 
Mott dijo a EFE que los defensores de las propuestas de Fraga "usan equivocadamente conceptos psicológicos, como el desvío de conducta, para afirmar que la homosexualidad es una enfermedad o una tara".
 
Según Mott, se trata de una "ofensiva de la charlatanería" que "no tiene futuro alguno", pues "la homosexualidad no es un desvío de conducta ni una opción, ni tampoco algo que pueda ser revertido con una o mil sesiones de terapia".
 
El polémico proyecto de Fraga ha sido entregado a la Comisión de Seguridad Social y Familia de la Cámara de Diputados, cuyos miembros deberán decidir en la segunda quincena de marzo si se le sigue dando curso o no.
 
El diputado socialista Joao Batista Oliveira de Araújo, relator del proyecto, ha recomendado a sus colegas que voten en contra.