Tenemos que darles una buena noticia y una mala. Primero la buena. Esas largas horas de conducción en la carretera serán más agradables en el futuro porque Estados Unidos y Europa están recomendando manejar con alcohol. Al menos eso dice un muy profesional y detallado análisis de factibilidad de Petroindustrial, fechado octubre del 2003, el cual reporta los resultados de las pruebas sobre el uso de etanol anhídrido, un tipo de alcohol, mezclado con gasolina para el uso como combustible en vehículos.

Brasil parece ser el pionero en esto de ponerle trago a los carros. El 50% de su parque automotor rueda solo con alcohol y otro 25% con la mezcla, mientras Estados Unidos implementa la obligatoriedad de añadir gasolinas con alcohol anhídrido. Y es que según el reporte en mención, los beneficios de usar la mezcla como combustible, y no la gasolina pura, son inconmensurables. Entre ellos podemos anotar los siguientes: -Se reduciría casi 70 millones de dólares la importación de gasolina de alto octanaje que se utiliza para mezclarla con la porquería que produce la refinería, para lograr así que los carros anden. El alcohol anhídrido supliría la gasolina importada. -Reducción del 30% de las emisiones de monóxido de carbono de los motores. -Es menos inflamable, minimizando el riesgo de explosiones. -Se bombea a velocidades más altas, haciendo más eficiente la operación de distribución. -No es necesario ningún cambio en los motores actuales. -Mejoraría la calidad de la gasolina, subiendo su octanaje. -La rentabilidad para Petroindustrial por el uso del etanol en comparación con el proceso actual sería mayor a los 10 millones de dólares al año. -Generación de nuevas plazas de empleo. -Por último, ¡no negarán ustedes que es más agradable estar sentado sobre diez galones de alcohol que de combustible!

El informe termina haciendo la recomendación obvia: Iniciar de inmediato el programa de producción de gasolina mezclada con etanol. Ahora sí viene la mala noticia. El Ministro de Energía no quiere. No, este no es un proyecto de Toni el Suizo. Pero igual no quiere. El 20 de enero se ordena por escrito al presidente de Petroecuador suspender el proceso de contratación de etanol hasta iniciar cultivos intensivos de caña de azúcar en la región Amazónica, para que sean los cultivos de dicha región quienes provean del etanol a Petroecuador.

Hay atrasos en la transferencia de fondos a los gobiernos provinciales. Hay un decreto de austeridad. La infraestructura educativa del país se cae en pedazos, ¡Pero parece que el Estado va a invertir en caña de azúcar! Y eso que existen decenas de miles de hectáreas en Guayas que podrían suplir la demanda, y capacidad instalada de producción de alcohol en exceso para esta misma demanda. ¿Retrocederemos a los años setenta? ¿Volvemos al Estado empresario, reforma agraria, Prebich, y los perfectos idiotas latinoamericanos? No sé qué molesta más, si lo ridículo y falto de lógica de este ‘Plan Caña’, o lo regionalista del mismo. Cuando lo absurdo es totalmente evidente, el análisis está de más. Sobran más comentarios.