En medio de obstáculos, el concepto de que un nuevo mundo es hoy posible se va abriendo camino, convirtiéndose en idea común de debates a pesar de que la realidad tiende a afirmar la perennidad de la sociedad actual. De ahí que los discursos y movilizaciones hacia una sociedad con equidad proseguirá aún por largo tiempo. Surge aquí Ignacio Lula da Silva, presidente de Brasil, con su propuesta Hambre Cero, apoyada en su tendencia reformista pero sin alimentar grandes ilusiones sobre los resultados rápidos a obtenerse. Por iniciativa suya, rodeado de 200 nuevos inversionistas, en enero de 2004 mostró una vez más su poder de convocatoria en un encuentro histórico en la ONU de Ginebra que lo reunió con Jacques Chirac, presidente de Francia; Ricardo Lagos, Presidente de Chile; y Kofi Annan, secretario general de Naciones Unidas, con objeto de encontrar recursos para combatir el hambre y la miseria en el mundo.

“Hemos llegado a un momento donde precisamos comprender que la paz se genera en la justicia social y esta se logrará solamente el día en que todos los seres del planeta puedan comer tres veces al día”, declaró Lula. Los tres mandatarios y el Secretario general acordaron apoyar una alianza mundial para emprender esta lucha y destacaron la necesidad crucial del multilateralismo.

A la luz de este desafío planetario propuesto por Lula, se implica a los gobiernos, instituciones financieras y a Naciones Unidas para movilizar la voluntad política y reorientar prioridades y políticas de desarrollo, asociando el sector privado y la sociedad civil a esta iniciativa. Gigantesca tarea que propone el mandatario brasileño en un mundo donde dos billones de seres humanos viven con un ingreso menor a dos dólares diarios y en momentos que la comunidad internacional asiste consternada al incremento de la corrupción, en particular la parlamentaria y de la impunidad en ciertos países sumidos en crisis económicas profundas. “No será fácil pero con perseverancia y creación de proyectos claros, es posible una nueva geografía comercial”, expresó, añadiendo que este encuentro se hacía en Ginebra por ser el corazón de la política y la economía mundiales y que en la historia política de Brasil nunca se ha producido un encuentro de esta magnitud.

Dirigiéndose a EL UNIVERSO declaró que la integración del continente sudamericano es viable y posible de ser realizada en un tiempo razonable. Todos los presidentes sudamericanos sabemos que el discurso de integración no puede ser únicamente un juego de palabras porque este presupone carreteras calles, puentes, hidrovías, ferrovías, telecomunicaciones, energía, que tanta falta hacen.

En cuanto al ambicioso proyecto Manta-Manaos dijo estar de acuerdo con un proyecto de tal magnitud, pero que había que esperar la próxima reunión de presidentes para decidir si se trata de una empresa de interés para Ecuador y Brasil y quizás para otros países de la región. “La integración es básica para que esto sea una realidad y vamos también a fortalecer Mercosur tratando de integrar a todos los países sudamericanos”, dijo. Que no caiga sobre Lula el mismo peso de la decepción que cayó sobre Bolívar para terminar diciendo como él: “He arado en el mar”.