De la serie de anuncios espectaculares que se hicieron en años recientes, sobre supuestos cambios estructurales, en la práctica lo único que hemos conseguido es que los usuarios se sientan profundamente decepcionados.

Lamentablemente, diera la impresión que las autoridades del área hubiesen ya resuelto que solo queda por esperar ese día en que los cambios históricos llegarán, y que hasta tanto, nada se podrá hacer, como no sea mantener el statu quo.

¿Pero hace falta una nueva ley de seguridad social para que los trámites se vuelvan menos burocráticos, para que el personal atienda con algo más de cortesía en las ventanillas o para que se detenga la inveterada costumbre de hacer volver al afiliado una y otra vez con diferentes pretextos?

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¿Es que realmente no hay nada que se pueda hacer en los centros de salud del Seguro Social para conseguir una mejor atención para los pacientes, para que se le dé mayor importancia a su sufrimiento y para evitar el despilfarro?

Por supuesto que no renunciaremos a la reforma estructural de la seguridad social, que tanta falta hace, pero un solo paso sobre la tierra vale más que cien pasos sobre las nubes.