A los 46 minutos, el argentino José Chatruc ingresó en reemplazo del juvenil David García. El gaucho empezó a gritar a sus compañeros. Agitaba sus brazos. No descansaba, corría de un lado a otro, sin descansar. Él comenzó a moverse por la derecha. Salía desde el medio campo y de un momento a otro estaba en la punta, tratando de quitarse la marca del zaguero  José Aguirre.

El argentino parece un guerrero en el campo. Es volante ofensivo, pero en ocasiones parece un defensivo. Sus características son similares a las de los uruguayos Mario Saralegui y Tony Gómez, ex barcelonistas de los 90. “Se come la cancha y le inyecta energía”, decían los hinchas.

Ese esfuerzo del argentino se vio compensado a los 55 minutos, diez minutos después que había ingresado. Luego de obtenerlo se acercó a la barra Sur Oscura y alzó sus brazos, apretando sus puños. Ese era el premio a su temperamento, entrega y energía que pone en cada partido. Chatruc, al final, recibió los elogios de los hinchas. Ellos ya lo consideran un ídolo.

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