El presidente de Bolivia, Carlos Mesa, enfrentó este lunes la primera crisis en su gabinete, al renunciar un ministro clave en un actual proceso de consultas en el sector energético.
 
El ministro de Minería e Hidrocarburos, Álvaro Ríos, atribuyó su renuncia a "razones políticas" derivadas de una "inaceptable" presión del parlamento contra su permanencia en el gabinete.
 
"Como ministro, no tenía por qué tolerar una censura en el parlamento", declaró Ríos en una conferencia de prensa, tras presentar su renuncia irrevocable y después de reunirse con el presidente Carlos Mesa, quien la aceptó.
 
El ahora ex ministro dijo que el gobierno tenía informes de que una interpelación al ministro de Minería e Hidrocarburos, prevista para el martes, derivaría en su censura y en la consecuente exigencia institucional para su renuncia.
 
Ríos, de 46 años, un experto en temas energéticos y ex consultor de empresas petroleras del sector privado, se convirtió en el primer ministro que renuncia al gabinete de Mesa, quien llegó al poder en octubre tras una grave crisis institucional en el país.
 
Protestas contra un proyecto de exportación de gas por un puerto de Chile, país con el que Bolivia no tiene relaciones diplomáticas a raíz de una disputa territorial derivada de una guerra en el siglo XIX, desembocaron en una revuelta popular contra el ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, quien renunció el 17 de octubre.
 
Más de 70 personas murieron y otras 200 resultaron heridas en dos semanas de violencia que antecedieron a la caída de Sánchez de Lozada, un acaudalado empresario de 73 años.
 
El derribado mandatario fue sustituido por Mesa, un político independiente que era su vicepresidente, por mandato del Congreso Nacional.
 
Mesa, de 50 años, entre otros de sus compromisos, prometió convocar a un referendo sobre el futuro comercial del gas, la principal riqueza natural de Bolivia, el país más pobre de América del Sur.
 
La consulta deberá realizarse antes de concluir el primer semestre de este año.
 
Mesa enfrenta duras dificultades para concretar un austero programa económico que anunció en febrero con la inclusión de una reforma a la ley de Hidrocarburos, que busca lograr mayores recaudaciones del sector, ahora controlado por empresas multinacionales que operan bajo contratos.
 
El proyecto legal, en cuya elaboración participó activamente el renunciante ministro Ríos, está demorado desde hace tres semanas, bajo presuntas presiones del sector petrolero privado.
 
Ríos afirmó la noche del lunes que su prevista censura en el parlamento le impediría "defender ese proyecto de ley" ante el poder legislativo, en una actitud que describió como "inaceptable movida política".
 
El renunciante ministro dijo que Mesa entendió los motivos de su alejamiento del gabinete. "Cree que una censura al ministro no es algo que le haga bien al país", declaró posteriormente a la cadena radial Fides.
 
El gobierno de Mesa tampoco logró hasta el momento suficiente apoyo legislativo para aprobar otras medidas orientadas a crear nuevos impuestos a operaciones financieras y al patrimonio de las personas y las empresas.
 
El programa de Mesa apunta, fundamentalmente, a la reducción del déficit fiscal que el 2003 llegó a 8,9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
 
Las metas del plan económico de Mesa, bajo actuales discusiones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), apunta a bajar el desequilibrio fiscal a 6,8 por ciento del PIB.