Los gritos en el concierto de Juan Fernando Velasco iniciaron, el pasado viernes, fuera de la Plaza de Toros Santa Ana, cuando miles de jóvenes y adultos pugnaban por ingresar al recinto, por una estrecha puerta, insuficiente para la afluencia de gente que llegó desde horas de la tarde y que hasta la noche se estimó fue de 12 mil personas. Entre empujones, reclamos y falta de oído de tres personas que formaban parte del grupo organizador –según referencia de seguridad privada– llegado desde Quito, al pedido de abrir un acceso más amplio, un grupo  de fanáticos haciendo una gran columna intentaba comprar boletos  en la ventanilla donde la general estaba ya agotada.

Quienes sí tenían tiques y tuvieron suerte en su expendio fueron las personas que se dedicaron a la reventa: una general y contrabarrera la ofrecían a $ 18, cuyo valor original era de $ 8 y $ 14, mientras silla de $ 20 se daba a
$ 25. El concierto estuvo programado para las 20h00, pero empezó una hora y cuarenta minutos después cuando se proyectó un video sobre la trayectoria del artista en Tercer Mundo, su participación en Viña del Mar, Chile, y los premios ganados con sus canciones incluidas en dos discos. Al finalizar se transmitió el tema Dicen. El público empezó a cantarlo. La primera interpretación del cantautor quiteño fue No te vayas hoy, que fue opacada por el bullicio ensordecedor de la audiencia.

Todos los riesgos se corrieron para mirar a Velasco, quien lució una camisa blanca con los puños abiertos y un pantalón negro; sus saltos y acercamiento por los distintos puntos de la tarima motivaban la desesperación del público por saludarlo a lo lejos y obtener una respuesta con su mano. Luego de interpretar Tanto amor y De rodar y rodar, recordó que hace un año estuvo en Cuenca con su concierto Tanto amor y ahora lo cerraba aquí en esta ciudad, lo que retribuyó con un “muchísimas gracias, Cuenca, por tanto cariño”, y enseguida cantó Lo que tu silencio otorga y Si alguna vez te amé. La temperatura de 13 grados hizo que Juanfer, como le gritaban desesperadas sus seguidoras, preguntara si era una noche fría  o una normal en Cuenca, para lo cual invitó a calentar las gargantas con A dónde vas, una de las melodías que acompañó con guitarra eléctrica.

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Luego pasó a un repertorio no sonado mucho en las radios, como Galaxia, dedicada a su hija Camila; Se va, en referencia a quienes se van y ya no están y que para él “quedan cerca de uno para decirnos cosas al oído cuando las necesitamos”. Una de sus composiciones recientes, Yo nací en este país, la cantó con sus coristas Alejandra Bayas y Anabel Naranjo, momento en el cual una fanática se subió al escenario, pero no llegó hasta el artista. Esa situación la refirió Velasco al finalizar su tema, diciendo: “Xavier, por qué te la llevas, chica que se sube se la lleva”. El comentario arrancó sonrisas del público.

Velasco compartió el show con Mauricio Calle (Bajo Sueños) en la pieza Déjame; Álex Cenón (Signos Diferentes), Tarjetitas; y Darío Castro (Verde 70), Dicen. Con una invitación a cantar nuestra música, mientras en la pantalla redonda aparecían imágenes de niños indígenas, el tren y Quito antiguo, interpretó Ángel de luz y El aguacate. Con un llamado para no perder la fe y hacer prevalecer la alegría y solidaridad, agradeció a Cuenca con Chao Lola, Hoy que no estás, Para que no me olvides y Latinoamérica. Sin embargo, ante el pedido del público de otra canción, Velasco interpretó Me voy y nuevamente Chao Lola.