Los habitantes de la cabecera parroquial de la isla Puná, una de las cinco parroquias rurales de Guayaquil, no tienen servicio de energía eléctrica desde el miércoles pasado.

La falta de diésel, combustible que activa las dos generadoras de energía, provoca el corte. La lancha cisterna Sagitario transporta más de tres mil galones que abastecen las generadoras hasta por 20 días.

No obstante, desde hace dos meses, la embarcación se retrasa. “Estamos sin luz y nuestros alimentos se dañan por falta de refrigeración”, expresó Eloy Montero, un morador del Barrio Ayacucho de Puná.

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La falta de energía eléctrica ocasiona también otra falencia: el servicio de agua potable de la zona depende de las bombas que succionan el líquido hacia la superficie de unos pozos.

“Como no hay luz, las bombas no funcionan y casi no tenemos agua”, manifestó Montero. La luz eléctrica se mantiene en la cabecera parroquial de Puná de domingo a jueves durante diez horas diarias. Los viernes y sábado el servicio es de doce horas.

“Debemos comprar los alimentos a diario porque no podemos guardarlos”, dijo Montero. Una embarcación cubre diariamente la ruta Guayaquil-Puná.