Miles de manifestantes que celebraban el derrocamiento del presidente Jean-Bertrand Aristide marcharon este domingo hacia el centro de Puerto Príncipe y demandaron que el exiliado líder sea enjuiciado por corrupción.
 
La policía haitiana escoltó a los manifestantes, custodiados también por la tropa de paz internacional.
 
Los partidarios de Aristide, que anteriormente atacaron a marchas de la oposición con armas, machetes y piedras, planearon su propia protesta, lo que podría provocar más violencia mientras un flamante consejo interino planeaba reunirse el domingo para elegir al nuevo primer ministro.
 
El viernes los grupos fieles a Aristide realizaron una marcha para demandar el regreso del líder exiliado, que permanece recluido en la República Centroafricana, y abuchearon lo que llamaron un   ejército de ocupación. No se registraron hechos de violencia.
 
El empresario Liastaud Michel, de 56 años, manifestó que la del domingo era   una marcha de la victoria ... para celebrar. Queremos que las cosas cambien.
 
Miles de personas corrían y saltaban en el centro de la ciudad gritando   Juicio a Aristide,   Cárcel para Aristide.
 
Los carteles y pancartas demandaban el arresto de funcionarios del gobierno de Aristide que aún se encuentran en el país, entre ellos el primer ministro Yvon Neptune.
 
Tenemos que juzgar a todas las personas que robaron y destruyeron el país, expresó una mujer. Tienen que devolver el dinero.
 
Mientras tanto, el recientemente designado   Consejo de Sabios de siete miembros planeaba reunirse por tercera vez para elegir al nuevo primer ministro. Sus integrantes dijeron que esperaban tener una decisión para el martes.
 
Uno de los posibles candidatos es el teniente general Herard Abraham, probablemente el único militar haitiano que entregó voluntariamente el poder a un civil.
 
Abraham sucedió al derrocado general Prosper Avril en 1990 e inmediatamente después entregó el poder a la Corte Suprema de Justicia, abriendo el camino de una transición que condujo a las primeras elecciones libres del país en diciembre de 1990, en las que ganó Aristide.
 
Otra de las opciones es Smarck Michel, un empresario que se desempeñó como primer ministro de Aristide entre 1994 y 1995, pero renunció por diferencias sobre la política económica.
 
Por otra parte, un olor nauseabundo de cuerpos en descomposición salía el domingo de la morgue central, donde más de 200 cadáveres permanecían apilados. Las moscas sobrevolaban los cuerpos de los adultos y bebés que aún estaban con pañales.
 
Un trabajador dijo que los cadáveres llegaron el viernes en la noche, y que no había electricidad para refrigerarlos ni energía para los generadores.
 
En las afueras de Puerto Príncipe, donde se han emplazado los soldados estadounidenses y franceses, grupos de rebeldes reiteraron que no entregarán sus armas hasta que la tropa de paz desarme a los partidarios de Aristide.
 
El líder insurgente Guy Philippe prometió el miércoles que sus combatientes depondrán las armas.
 
Pero los milicianos de la ciudad occidental de Gonaives, la cuarta ciudad más importante de Haití, y de Cabo Haitiano, la segunda población en importancia, ubicada al norte,  manifestaron a The Associated Press que aún no están preparados para deponer las armas.
 
Es un secreto dónde están las armas y quién las entregará, dijo el comandante insurgente Winter Etienne, de 40 años.
 
En Cabo Haitiano, los residentes dijeron que insurgentes armados aún deambulan por las calles de la ciudad en la noche, y algunos indicaron que los rebeldes impedían saqueos e incendios en las viviendas.
 
Unos 60 soldados canadienses llegaron el sábado al país para sumarse a la tropa extranjera de casi 2.000 hombres, entre ellos 130 chilenos.
 
Los insurgentes armados comenzaron el 5 de febrero una rebelión que ha matado a por lo menos 130 personas y forzó la huida de Aristide hace una semana.