¡Mucho lote es el Lucio! ¡Qué rápido que va aprendiendo a gobernar! ¡Cómo, sobre la marcha, efectúa los correctivos para lograr una eficiente marcha del Estado!

Ahora ha llegado a una maravillosa conclusión con la que pondrá fin a todos los males administrativos. Ese solo hecho revela que es un presidente que, después de pasar horas y horas frente al espejo, encuentra cómo cortar de raíz las corruptelas dentro del Estado: el problema está en el rostro.

¡Qué inteligente el Lucio! ¡Y qué sincero! Cualquier otro no se hubiera atrevido a hacer pública esa revelación. Creo que las ojeras que tiene le han de haber impulsado a ver que el problema estaba en el rostro. Y los cachetes así medio inflados, también.

Por eso ahora quiere suprimir el rostro de los que están en la administración pública, para que todos sean sin rostro. Ya comenzó con Petroecuador, donde mandó sacando a los vicepresidentes para que unos sin rostro sea los que escojan a los que los reemplacen, que también deberán ser sin rostro para que no sean sujetos de influencias en las dificilísimas decisiones vicepresidenciales que deberán tomar. ¡Qué vivísimo!

Poco a poco, esta práctica de los sin rostro irá expandiéndose a otros sectores. Y como todo comienza por casa, en el Palacio, por ejemplo, la Janeth ya debe empezar a andar bien envolvida en el velo islámico para que no le vean la cara, y así nadie pueda saber que la que toma las decisiones allí adentro es la hermana del Presidente que, a su vez, es esposa del Villa que, siguiendo el mandato presidencial, debe comenzar a andar con pasamontañas para que nadie sepa que él es también el que toma las decisiones.

Además de práctica, la medida nos causará a todos un gran alivio. No verle la cara al Arboleda, por ejemplo, ¡qué maravilla! Ojalá se ponga rápido el pasamontañas, pero con el hueco de la boca cosido para que no siga probando el agua contaminada de la laguna de Papallacta ni tomándose en vaso las fugas del oleoducto para ver si la gasolina es blanca. O negra.

Qué alivio no verle la cara al Gilmar. Ni al Borbúa. Para asegurarse, el Lucio mismo está de que, en sus horas libres, comience a tejer los pasamontañas a todos los de su familia.

Chuta, el único problema es que se puede afectar el concurso de Miss Universo.

Verán nomás que el Lucio decreta que las candidatas tienen que presentarse también sin rostro para no influenciar al jurado y bota fregando el certamen.

Bueno, con que no les tapen más que la cara, los jueces sin rostro sí han de poder juzgar a las misses sin rostro.

Elé. De gana le acusan al Lucio de no tener ideas. Haber logrado que en su administración a los que administran no se les vea el rostro es algo que a todos nos hace exclamar: ¡Qué ideota!