El gobierno y las fuerzas militares internacionales ganaron este jueves cierto grado de control en medio del caos que impera en Haití, cuando tropas estadounidenses y francesas reforzaron las patrullas y los rebeldes armados se preparaban para abandonar la capital.
 
Los bancos reabrieron sus puertas después de dos semanas de enfrentamientos armados, saqueos y barricadas en Puerto Príncipe que terminaron con la salida forzada del presidente Jean-Bertrand Aristide hacia el exilio.
 
El gobierno dijo que la revuelta, que duró un mes, costó a Haití unos 300 millones de dólares, una cifra equivalente al presupuesto anual del país.
 
Sin embargo, muchos de los barrios pobres de las ciudades haitianas, donde operan los temidos partidarios de Aristide, conocidos como "chimeres", que disponen de armas automáticas y machetes, todavía eran inaccesibles.
 
Muchos temían represalias y hubo informaciones de varios linchamientos.
 
El miércoles estallaron enfrentamientos con armas de fuego, después de que la policía y algunos rebeldes salieron a la búsqueda de partidarios de Aristide en la barriada de La Saline. Según la radio local, hubo tres muertos.
 
El primer ministro Yvon Neptune declaró el estado de emergencia, lo que le permitió al gobierno suspender ciertos derechos constitucionales, como la libertad de prensa y el derecho a realizar protestas.
 
El líder rebelde Guy Philippe dijo el miércoles, bajo presión estadounidense, que desarmaría a sus grupos y retornaría a Cap Haitien el jueves o el viernes. La segunda ciudad haitiana fue uno de los centros del poder de los rebeldes.
 
Muchos residentes, aterrorizados por un levantamiento que dejó al menos 100 muertos, dijeron que la llegada de la ley y el orden ha sido muy limitada y tardía.
 
"No puedo decir que estoy contento porque tendrían que haber enviado al ejército (estadounidense) antes de que Aristide huyera. Ahora (los saqueadores) han quemado todo", dijo Walter St. Fort, un comerciante de autopartes de 31 años de edad.
 
Jeeps de las fuerzas francesas, armados con ametralladoras, patrullaban el centro de la ciudad, donde en las calles hediondas, las pilas de basura y las aguas de las cloacas pueden llegar hasta los tobillos.
 
Los vehículos blindados de las fuerzas estadounidenses custodiaban el Palacio Nacional, que alguna vez fuera el símbolo del poder de Aristide.
 
Por segundo día, las fuerzas de Estados Unidos realizaron patrullas en vehículos Humvee equipados con ametralladoras y lanzacohetes. Cientos de personas miraban pasar las patrullas, y uno de ellos gritó: " Los estadounidenses toman el país!".
 
"Espero que los estadounidenses traigan muchos empleos, dinero para ayudar a la gente", dijo Alexandre Pierre, de 35 años, un gerente empresarial desempleado que estaba en las afueras de la embajada de Estados Unidos.
 
En ese sitio, una multitud reclamaba empleos, y muchos de ellos decían que habían trabajado para Estados Unidos en 1994, la última vez que las fuerzas estadounidenses ocuparon Haití para volver a instalar a Aristide en el poder tras un golpe de Estado.