La parroquia está en la frontera con Colombia, sus habitantes se dedican a la agricultura.

Los 150 habitantes de la parroquia Mataje, en el cantón San Lorenzo, se declaran como las primeras víctimas ecuatorianas del Plan Colombia. Según ellos, desde hace varios meses ya no viven en un pueblo sino en una inmensa celda y eso se debe a las restricciones que, por motivo de seguridad, implementó la Infantería de Marina.

Cerca del sitio La Cadena, 2 kilómetros antes de llegar al poblado, un retén de la Armada hace respetar un toque de queda desde las 18h00 hasta las 06h00 y nadie puede entrar o salir de Mataje.

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Libio Cortez Vernaza, presidente de la Junta Parroquial de Mataje, se muestra preocupado porque asegura que sus libertades como ciudadano libre, trabajador y honrado no son respetadas.

Pese a ser una autoridad en la parroquia, esto no es impedimento para que los infantes no lo dejen regresar a su hogar si es que lo hace después de las 18h00 o si intenta salir del pueblo antes de las 06h00.

“Prácticamente estamos presos, es cierto que necesitamos seguridad pero esa supuesta protección nos ha llevado a la ruina, aquí no hay turismo, todo el que viene se asusta al ver el despliegue de marinos y controles”, dijo.

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Ubicado a 28 kilómetros al este de San Lorenzo, la población de Mataje salió del anonimato en el año 2001, cuando secuestraron a su teniente político, Milton Guerrero Segura, su hija Paola y varios de sus amigos y colaboradores. Todos fueron asesinados y los cuerpos hallados en suelo colombiano descuartizados.

Johnny Segura Arroyo, dirigente de la población, dijo que las aguas del río Mataje se encuentran contaminadas con químicos, y es por ello que el sistema de agua potable que les construyó la Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos capta el agua desde un pozo profundo de 40 metros.

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“Pero en el río se bañan nuestros hijos, nuestras esposas lavan la ropa, aquí no salen canales de televisión del Ecuador, las radios son muy pocas, estamos abandonados a nuestra suerte y se nos ha dado la fama de un pueblo violento. En Mataje vive gente pacífica”, sostuvo.