Habitantes de la parroquia Morro, a través del vicepresidente de la Junta Parroquial,  Rigoberto Vega, solicitaron al Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) y a la Municipalidad de Guayaquil la pronta restauración de la iglesia San Jacinto.

El estado en el que se encuentra este templo católico,  declarado Patrimonio Cultural en la década de 19980, es lamentable. La iglesia está prácticamente hundida en el terreno donde se construyó hace más de 200 años y cuando llueve fuerte se inunda todo su piso de tierra, señaló Vega, también vicepresidente de la Junta Pastoral.

Las paredes laterales no llegan hasta la cubierta lo que ha permitido el fácil ingreso de aves como palomas y lechuzas que han hecho de la iglesia su hogar, y con sus deposiciones manchan el altar y las imágenes de los santos.

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A pesar de ello, la comunidad católica de esta parroquia (el 80% aproximadamente) con jurisdicción en Guayaquil, hace lo que puede y logra mantener en pie el templo. Hace tres años el Consejo Pastoral, con fondos de las festividades de San Jacinto (15 y 16 de agosto de cada año), construyó las paredes del cerramiento y restauró la parte superior de las torres, el corredor, los altares y las imágenes de los santos, entre las que se incluye la de su patrono, San Jacinto.

La estructura de madera del templo la soportan pilares de guayacán, guasango, pechiche, que fueron restaurados hace ocho años. “El Banco Central, bajo la dirección del Instituto de Patrimonio Cultural se encargó de toda la mampostería, preparó las bases con cemento y les puso calces. Además, arregló parte de la cubierta”, recordó Vega.

La Municipalidad de Guayaquil, a través del director de Urbanismo, Avalúos y Registros, Luis Pérez Merino, anunció que el próximo año reemplazará la madera vieja de la estructura, a un costo referencial que bordeará los $ 150.000. “Por el momento el cabildo solo ha adoquinado las calles alrededor de la iglesia y del Parque Central”, dijo Vega.