El motor a diésel que ilumina a la parroquia Ancón de Sardinas no funciona desde hace una semana, pues sus 1.200 habitantes no tienen dinero para comprar el combustible.

Cada habitante tiene el deber de cancelar 8 dólares mensuales para el combustible, pero como la mayoría de los pobladores se dedica a la captura de la concha y está vigente la veda de este molusco, conseguir 8 dólares al mes es una tarea sumamente dura, según dijeron.

Por ello exigen formar parte del Sistema Nacional Interconectado. Frente al poblado de Palmarreal, cabecera parroquial de Ancón de Sardinas, está Candilillas, un pueblo colombiano que siempre tiene luz, se lamentan los pobladores.

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El teniente político de Ancón de Sardinas, Patricio Fuertes, pidió mayor atención para esta comunidad que es la más cercana a la frontera.

La autoridad dijo, además, que tampoco hay un control migratorio en el sector. Manifestó que diariamente ingresan entre 20 y 30 ciudadanos colombianos.