Imágenes y altares de los templos de San Francisco y Santo Domingo de Guzmán requieren de restauración. Las constantes filtraciones de agua lluvia terminaron por afectar las paredes de la capilla Virgen de Pompeya, del templo de Santo Domingo de Guzmán.

El líquido que brota de la fachada ocasionó grietas a los costados y el óxido de algunas bases metálicas de esta área de oración. El altar, hecho de mármol, está amarillento y el sitio donde se asienta tiene escasa iluminación.

Desde hace meses este lugar está cerrado. Incluso la hostia consagrada ya no la guardan en el Santísimo. “Cuando llueve, este sector se llena de agua, por lo que tuvimos que cerrarlo”, dice el superior de la orden de los dominicos, padre Neptalí Acosta.

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La parte de atrás del altar mayor, donde los sacerdotes celebran misas, también está afectado por las filtraciones. Las instalaciones eléctricas están a la intemperie y existe el peligro de algún cortocircuito.

El templo está declarado como Patrimonio Cultural de la ciudad, desde 1982, debido a su arquitectura antigua y diseños únicos hechos con mármol y madera. Sin embargo, en caso de una intervención se requiere de un estudio de restauración aprobado por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC).

“No tenemos dinero para estudios y trabajos de mejoramiento”, señala el padre Acosta. En enero pasado, un grupo de restauradoras voluntarias (Guisella Aguirre y Mireya Aray) ayudaron en la readecuación de la capilla del Santísimo.

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El Municipio porteño aportó con la iluminación del templo y la pintada de la fachada, durante la regeneración de ese sector de la plaza Colón, pero no intervino en el interior debido a que es propiedad privada.

Igual situación ocurrió en la iglesia de Nuestra Señora de las Nubes (San Francisco), también declarada patrimonio cultural, a la que se le pintó la fachada exterior y se le colocó alumbrado, pero el Cabildo no intervino en la parte interior, donde existen murales e imágenes deteriorados.

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La Arquidiócesis de Guayaquil tampoco puede intervenir debido a que cada iglesia está manejada por congregaciones religiosas autónomas en la parte administrativa. “Solo trabajamos coordinadamente en la labor pastoral”, indica el arzobispo de Guayaquil, Mons. Antonio Arregui.

Añadió que la restauración del templo es “costosa” y la Curia no tiene presupuesto para eso. En la iglesia de los franciscanos el plan de adopción de un altar no ha tenido mucha acogida.

Según la coordinadora de los misioneros seglares franciscanos y encargada del comité, María Arriciaga, se requieren cerca de 50.000 dólares para iniciar alguna obra en la fachada interna y pisos.

El templo tiene 19 altares, 4 lienzos grandes y 42 imágenes. Antes de preparar el proyecto de restauración, el INPC hizo un estudio del estado de las pinturas, óleos y figuras, y los métodos adecuados para su rehabilitación.

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El arzobispo Antonio Arregui señala que la ayuda para estos dos templos debe partir del propio INPC. “En Quito se han mejorado las iglesias con apoyo del Estado, creo que se debe insistir para que se atienda las necesidades de la comunidad porque son bienes patrimoniales”, destaca.

PARA ANOTAR
CUENTAS

La comunidad franciscana habilitó dos cuentas para recaudar dinero que se destinará en el mejoramiento de las iglesias de los franciscanos. Quienes deseen dar dinero pueden depositar a la cuenta corriente del Banco del Pichincha Nº 633288-6 y a la cuenta de ahorro del mismo banco: 10515034-6.

TELÉFONO

La comunidad dominica, que administra la iglesia de Santo Domingo de Guzmán, solo tiene el teléfono 256-3569, para recibir cualquier aporte o ayuda económica. La persona de contacto es el padre Neptalí Acosta, superior de la congregación en Guayaquil.