Desde mañana, Aguapen (Agua de la Península) continuará con la segunda etapa de clausura de edificios que no estén conectados a la red de alcantarillado y aguas servidas, advirtió ayer la gerenta comercial de la institución, Alexandra Mancheno.

Dentro de la primera fase, el pasado viernes se cerraron cuatro edificios: Siesta 44, San Sebastián, Pleamar y Portofino, ubicados en el malecón San Lorenzo porque no cumplieron con el plazo de instalarse a la red, que finalizó el 25 de febrero.

“La próxima semana se iniciarán las clausuras de los edificios ubicados atrás del malecón de Salinas. Se lo hace por etapas, porque la emergencia era solucionar el problema de los predios que, se sospechaba, contaminaban la playa”, dijo la funcionaria.

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No obstante, aún quedan por integrarse a la red de aguas residuales las bases militares ubicadas hacia Mar Bravo. Aunque Mancheno justificó que eso se debe a que la institución depende de autorizaciones de altos mandos de las Fuerzas Armadas, que retrasan el trámite de aprobación de presupuestos, por eso no se las clausuró. La compañía de agua y alcantarillado anunció que en los próximos días empezará la construcción de un colector para evacuar de manera temporal las descargas sanitarias de las bases, mientras se construye el alcantarillado definitivo.

Aguapen también ofrece el servicio de instalación de las conexiones. “El asesoramiento es gratis”, aseguró Joffre Palacios, encargado del departamento técnico. Los costos oscilan de acuerdo a las dimensiones del predio. Por ejemplo, al edificio Coral de Chipipe la obra le costó unos $ 3.000, según Palacios. Para los más pequeños, como el Triángulo o el Siesta 44, el valor de los trabajos está entre los $ 1.500 y 500, porque son inmuebles de hasta seis pisos.

Ayer, los obreros de Aguapen que laboraron en el Siesta 44 se retiraron del sitio porque se les presentó una complicación al detectar las tuberías guías.