El presidente de Haití, Jean-Bertrand Aristide, dejó su país este domingo, sumido en el caos, ante una sangrienta revuelta que colocó a los rebeldes a las puertas de la capital y tras la presión de Estados Unidos y Francia.
 
La salida de Aristide, que dijo que abandonaba el país para evitar un baño de sangre, no puso fin inmediatamente a la turbulencia en Puerto Príncipe, la capital. Varios grupos armados que apoyan a Aristide recorrían las calles y los saqueadores atacaron una comisaría de policía.
 
El embajador de Estados Unidos en Haití dijo el domingo que varias fuerzas militares internacionales "estarán rápidamente en Haití" e instó a los rebeldes que forzaron la renuncia de Aristide a que depusieran las armas.  Mientras tanto, un funcionario del Departamento de Estado deEstados Unidos que no quiso ser identificado dijo que el país tiene previsto enviar fuerzas militares a Haití en unos días para impedir que los rebeldes aprovechen el vacío de poder tras la salida de Aristide.
 
Aristide, cuyo papel en un alzamiento popular que terminó con décadas de dictaduras en los años 80 le convirtió en un héroe de la democracia haitiana, partió de una de las naciones más pobres del mundo 24 días después del inicio de un sangriento alzamiento de rebeldes armados decididos a derrocarlo.
 
Aunque al principio no estaba claro hacia dónde había viajado Aristide, los primeros informes dijeron que inicialmente voló a República Dominicana, país con el que Haití comparte la isla de la Española.
 
El cónsul haitiano en República Dominicana dijo que Aristide había viajado con destino a Marruecos el domingo, pero el país africano dijo que no le garantizaría el asilo político.
 
Versiones no confirmadas de prensa dijeron que Aristide había sido escoltado en un avión privado, por personal militar de Estados Unidos. Otras, dijeron que el ex mandatario habría sido llevado a Panamá.
 
El funcionario del Departamento de Estado dijo que, efectivamente, Estados Unidos había ayudado a Aristide a dejar el país, aunque no dio detalles de la operación.
 
El avión que transportó al presidente haitiano repuso combustible en Antigua, según el funcionario estadounidense, quien aseguró desconocer el destino final del exilio de Aristide.
 
En la residencia del primer ministro haitiano, Yvon Neptune, el jefe de la Corte Suprema de Haití, Boniface Alexandre, juró como presidente poco después de que Aristide dejara el país, tal como establece la Constitución.
 
Neptune leyó un comunicado de Aristide en su residencia, en la capital haitiana, en donde el ex mandatario dijo que dejó el cargo para "evitar un baño de sangre".
 
Neptune leyó en voz alta el documento, en el que Arisitde decía : "Hoy es un día muy difícil... estoy decidido a respetar la Constitución".
 
"Hoy, mi renuncia es para evitar un baño de sangre", concluyó.
 
Con los rebeldes avanzando hacia Puerto Príncipe, muchos temían un baño de sangre en la lucha por el poder entre los rebeldes y las milicias armadas del presidente.
 
El embajador estadounidense en Haití, James Foley, quien pidió a los rebeldes que depusieran las armas, habló en la residencia del primer ministro y dijo: "Vamos a venir con fuerzas militares muy pronto".
 
Foley dijo que Aristide partió a las 06:15 hora local.   
 
REACCIONES EN LAS CALLES
 
Mientras tanto, las reacciones en las calles de Puerto Príncipe fueron furiosas.
 
Bandas armadas de "chimeres, los partidarios más crueles y militantes de Aristide, recorrían las calles en camionetas, con rifles y otras armas.
 
Los policías encargados de vigilar la prisión principal de Haití, cerca del Palacio Nacional en el centro de la capital, abandonaron la cárcel y algunos se quitaron los uniformes para evitar ser identificados, según varios testigos.
 
La cárcel se vació rápidamente y unos 2.000 presos, que incluyen a asesinos y otros sentenciados por crímenes fuertes, se mezclaron con la multitud en las calles.    Los partidarios de Aristide estaban posicionados para enfrentarse duramente con las bandas rebeldes si éstas se decidían a entrar en la capital, lo que provocaba el temor de que la ciudad pudiera hundirse en un baño de sangre.
 
"El gobierno de Estados Unidos cree que Aristide tomó la decisión acertada para el pueblo haitiano al renunciar", dijo un alto funcionario estadounidense en Washington.
 
Agregó que la salida de Aristide evitó un baño de sangre.
 
"Conseguimos evitar eso. Pero vamos hacia otro período peligroso porque cualquier vacío en Haití podría llegar a ser también muy peligroso", añadió.    La partida del presidente haitiano se dio tras fuertes presiones de Estados Unidos, Francia y otros países para que renunciara y terminara la revuelta, que se ha cobrado cerca de 70 vidas.
 
Los rumores de la marcha de Aristide fueron motivo de celebración entre sus enemigos políticos, que no apoyaron a los rebeldes pero acusaban al presidente de violación a los derechos humanos y de corrupción.
 
"Es fantástico para el país. Era lo que estábamos esperando", dijo Charles Baker, un líder de una coalición de grupos de oposición políticos y cívicos. "Ahora estamos celebrando. Después, volveremos al trabajo".
 
Aristide, un ex sacerdote católico, asumió el poder por primera vez en 1991, como el primer presidente electo en el país, pero fue destituido por un golpe de Estado meses después.
 
Fue restaurado en el poder tras una invasión de Estados Unidos en 1994, y reelecto en el 2000 para un segundo mandato que debía terminar en el 2006.
 
Aristide había reiterado en varias ocasiones desde el jueves que no abandonaría su cargo porque, según aseguraba, eso erosionaría aún más la débil democracia del país. "Tuvimos 32 golpes de Estado. Es suficiente", dijo a la cadena de televisión CNN.