Con asombro e indignación ha recibido el cantón Durán la amenaza de quitarle la frecuencia de los taxirrutas, que aparte de brindar un eficiente servicio a la comunidad, sirven también de 911 o de ambulancia, lo cual nuestro querido cantón lo necesita a gritos.
Antes, se ubicó fuera de nuestra ciudad a los buses urbanos, exponiendo a los pasajeros a sufrir robos en barrios desolados y sin protección de ninguna clase.
¿Así se trata a una gran población cuyas autoridades tienen la obligación de dar buenos servicios a los ciudadanos, sin distinción? No deben abusar del poder.
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Creo que están a tiempo para reconsiderar este nuevo atropello.
Ramón Sucre Méndez Paredes
Durán