Al sobrevivir un amargo año presidencial donde se afianzó la pobreza, recordamos que se otorgó a nuestra provincia una vergonzosa medalla de plata por un supuesto segundo lugar en corrupción.

Desde entonces, ¿a cuántos han encarcelado? Tenemos derecho de medir con la misma cinta y hacer competir en concursos que busquen al régimen más corrupto y al de la canasta familiar más cara, al que más miente, al más contradictorio, variable y errático; al de “la vista más gorda”; al de más escándalos..., en fin.

Un presidente debe saber que la corrupción la afianza el poder de malos funcionarios que se creen dueños de entidades. Queremos creer que los continuos cambios de equipo den una pequeña esperanza.

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Ing. Juan Patrel Zúñiga
Guayaquil