Ni las elecciones en Estados Unidos ni la semana previa a los Oscar lograron opacar el protagonismo de Mel Gibson con su película "Pasión de Cristo", lo que deja una interrogante: ¿este director es un fanático religioso o un brillante estratega?
La prensa y televisión estadounidense priorizó en los últimos días la cobertura del estreno de la película -a la que dedicó páginas enteras- y dejó de lado la campaña por las elecciones en Estados Unidos, la controversia desatada por las bodas gay, las declaraciones del presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan e, inclusive, los Oscar.
"Mel Gibson es el vencedor (de la semana de los Oscar). ¡Y ni siquiera está nominado!", dijo a la AFP Anthony Mora, experto en comunicaciones.
La película, que narra las últimas 12 horas de Jesucristo, se estrenó el miércoles de ceniza en 4.000 salas cinematográficas estadounidenses, cerca del doble de las 2.500 previstas en un inicio.
En Texas, miles de personas asistieron desde la mañana a las proyecciones, que se prolongaron durante toda la jornada. En Nueva York, muchos espectadores se emocionaron hasta el llanto ante el retrato largo y brutal de los últimos padecimientos de Cristo.
"Me resultó difícil no llorar", dijo una espectadora. "Pero tenía que ser así" de violenta, "tenía que ser lo más horrible posible, porqué así fue", agregó.
The Washington Post relató que el filme es "casi pornográfico" en su brutalidad, mientras la revista Newsweek lo calificó de "resueltamente salvaje". En tanto, el New York Times indicó que ver la película es una experiencia dolorosa y deprimente.
Con tanta controversia, los expertos vaticinan que Gibson, un católico fundamentalista, tardará pocas horas en recuperar los 25 millones de dólares que desembolsó de su bolsillo para dirigir, producir y escribir el filme.
Bastante extraordinario para una película, rodada enteramente en hebreo, arameo y latín, con actores prácticamente desconocidos, que tardó meses en encontrar una distribuidora.
Desde que Gibson anunció su proyecto, distintas organizaciones -cristianas y judías- expresan su temor de que la película aumente la percepción de que los hijos de David fueron los asesinos de Cristo, algo de lo que fueron excusados en 1965, con la reforma del Concilio del Vaticano II.
Abraham Foxman, líder de la Liga Nacional Anti-Difamatoria (ADL), indicó este miércoles que temía una reacción en Medio Oriente.
"El hizo su opción. Y fue acusar a los judíos" de la muerte de Cristo, señaló en una conferencia de prensa después de ver la película.
Gibson, de 48 años, ha desestimado una y otra vez que la película sea antisemita. Jesús "murió por nuestras injusticias", dijo el actor a la cadena ABC, en la que rechazó distanciarse de su padre, Hutton Gibson, quien llegó a decir que el holocausto nunca existió.
Quizá lo más sorprendente para el público fue descubrir que el héroe de "Brave heart" ("Corazón Valiente") era un hombre tan religioso.
Hay quienes también piensan que raya con la locura. "Al principio, cuando decidió gastar tanto dinero en una película así todos pensaban que estaba loco, pero ahora parece más loco que una cabra", dijo Patrick Goldstein, del periódico LA Times.
Pero en estos días los expertos ven a Gibson como un brillante estratega, que supo aprovechar la polémica para vender una película, considerada en un inicio un fracaso para Hollywood.
"La estrategia fue brillante: el filme fue mostrado a grupos cuidadosamente seleccionados -en su mayoría pertenecientes a grupos protestantes y católicos- que se comprometieron a no brindar detalles", opinó Mora, quien cree que no sería ingenuo pensar que todo esto no es más que una perfecta campaña montada.
"Desde haber sabido aprovecharse de la polémica hasta elegir un miércoles de ceniza para lanzarla en las salas estadounidenses, Gibson ha demostrado ser un genio de venta", añadió.
"¿Acaso alguien habla del "Señor de los Anillos esta semana?, se interrogó Mora refiriéndose a la película favorita de los Oscar.