En la movilización no participaron activamente las regionales de la Amazonia (Cofeniaie) y de la Costa (Conaice), así como la Fenocin y la Feine. Otras organizaciones como el Seguro Campesino tuvieron una posición solidaria, pero no se sumaron a las marchas, y algunas comunidades indígenas prefirieron dedicarse a los rituales previos al carnaval.

Para Augusto Barrera, ex secretario de Planificación del régimen y miembro de Pachakutik, no hubo claridad en el carácter de la convocatoria. “Ha sido un poco errático, pues no se puede pasar de convocar primero a un levantamiento por la destitución del gobierno y después hacer una movilización con reivindicaciones provinciales”, expresa.

Además, considera que a veces un discurso excesivamente indigenista, como el de la dirigencia de la Conaie, puede también generar la pasividad de otros sectores.

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Las diferencias actuales al interior de la Conaie, producto de la participación en el Gobierno y de la estrategia presidencial de provocar distanciamientos, según Barrera, de alguna manera erosionan la capacidad de movilización.

Pero más que méritos de la presencia presidencial, lo que está pesando, dice el ex funcionario, son los problemas al interior del movimiento.

A pesar de eso cree que fue una movilización importante  “que logró reactivar un proceso de movilización y presencia”.

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Además de una división evidente en el movimiento indígena, según el analista Alfonso Oramas, “la movilización no fue lo esperado por el protagonismo militante de Iza que me da la impresión no es compartida por toda la dirigencia y porque una cosa son las medidas de presión indígena con la anuencia de los militares y otra, cuando el aparato militar se dedica a reprimir esas movilizaciones”.

El antropólogo de la Flacso, Fernando García, estima que se debe considerar que durante el tiempo en que fueron parte del Gobierno, la dirigencia indígena no contó con las bases para tomar decisiones.

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“Desde la ruptura de la alianza, la Conaie está en un proceso de reconstitución del movimiento, un poco hacia adentro, entonces, la movilización reciente me parece que fue una prueba de fuerza y no les fue mal porque se han reconstituido a nivel de la Sierra”, señala.

García cree que una buena ocasión para medir cómo está la Conaie y su brazo político, Pachakutik, después del desgaste que significó ser parte del gobierno del coronel  Lucio Gutiérrez, serán las próximas elecciones de octubre.