Compré una cartera y dos pares de zapatos en una tienda de un moderno centro comercial al norte de la urbe, en la que venden artículos de una diseñadora extranjera.

Asistí a una reunión con uno de esos pares de zapatos y se me salió un taco. Fui a la tienda a reclamar; la dueña del local me aseguró que habría sido alguna falla, que no me volvería a suceder, y me dio otros calzados, los cuales usé en un nuevo acto, pero se me volvió a salir el taco.

Concurrí a la tienda a devolver todos los artículos adquiridos, ya no confiaba en su calidad porque pasé dos veces el bochorno de salir de sitios con un taco en la mano. Pero me trataron muy mal, solo me dieron el dinero del zapato, y ni siquiera se disculparon.

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María Elisa Cruz Sotomayor
Guayaquil