La ceniza es un sacramental, un simbolismo por el cual la Iglesia Católica nos invita a reconciliarnos con Dios, a reconocer que somos polvo y ceniza, define el padre Gerardo Villegas sobre la ceremonia que se cumple hoy en todos los templos católicos.

La liturgia contempla dos frases que, según las Sagradas Escrituras, el sacerdote escoge al momento de imponer la ceniza: “Recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás” (Génesis 3,19) o “Conviértete y cree en el Evangelio”  (San Mateo 1, 15).

En la Biblia, la ceniza también es un signo de resurrección ya que de la ceniza Dios saca vida; así la ceniza es señal de éxodo de la opresión.

Publicidad

Villegas añade que con la ceniza arranca la Cuaresma que recuerda cómo Cristo pasó 40 días y 40 noches en oración y penitencia, preparándose para los grandes misterios de la Semana Mayor.

Antiguamente se caracterizaba por la preparación final de los catecúmenos, que durante la vigilia pascual recibían el bautismo. Luego se lo consideró como periodo de penitencia y renovación para toda la Iglesia, con la introducción del ayuno y la abstinencia.

El ayuno equivale a una comida normal al día y la abstinencia es no comer carne en días obligatorios como hoy (Miércoles de Ceniza) y los viernes de Cuaresma. La Iglesia Católica determina que los enfermos, las mujeres embarazadas, los niños y personas pobres  están dispensados en el cumplimiento del ayuno.

El padre Neptalí Acosta, superior de la orden de los dominicos, quema los ramos en un recipiente.
De la quema de los ramos benditos del año pasado se obtiene la ceniza y se la cierne.
Luego, el sacerdote echa agua bendita a la ceniza que se colocará hoy en la frente de los feligreses.