El ruido que se escucha dentro de las cavernas proviene de corrientes de agua subterráneas que castigan la montaña rocosa sin piedad. Las cuevas, en ocasiones son estrechas, llegan a medir solamente 40 centímetros de ancho y alcanzan los 2 metros de altura.

En otros sitios se vuelven angostas y bajas, únicamente se puede avanzar a gatas y en ocasiones reptando. En los sitios más anchos, las cuevas tienen hasta 2 metros de ancho y están adornadas por estalactitas y estalagmitas.

Esto da la equivocada impresión de que hay pilares que afianzan la parte alta de la cueva para que no se derrumbe. Extrañas formas de minerales brillantes adheridos a las rocas y trozos dan un toque de misterio al lugar y en ocasiones tenebroso. La sensación de claustrofobia también es común en muchos visitantes.

Publicidad

Es muy fácil perderse entre el enmarañado de cavernas, por lo que los guías recomiendan no atreverse a realizar esta aventura en solitario. Murciélagos y arañas son los únicos habitantes visibles del lugar, aunque por rastros encontrados dentro de las cuevas se sabe que el sitio sirve de refugio para animales salvajes como las guantas, las tatabras y los sahínos.

Los miembros del Grupo Agroecológico están documentando en video la zona, pues ellos quieren que científicos visiten el lugar para descubrir el origen de las mismas.