El soldado norteamericano encarnado por el actor estadounidense Tom Cruise en la  pantalla grande, El último samurai, existió verdaderamente: era un instructor de artillería francés, el capitán Jules Brunet, cuya historia nada tiene que envidiar a la ficción hollywoodense.

Como Nathan Algren, el héroe de la película de Edward Zwick, Brunet era un militar contratado para modernizar el ejército japonés en el siglo XIX, en la  época de la Restauración Meiji.

Como Algren, Brunet combatió las nuevas tropas del emperador en un Japón marcado por la guerra civil y los cambios de alianzas. Y, como él, salió de la  aventura sano y salvo, tras un sangriento combate por honor de sus hermanos de armas samurais, cuya causa estaba condenada por la modernización.
 

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