El presidente estadounidense, George W. Bush, anunció oficialmente este martes que apoya una enmienda a la constitución en la que se prohíba el matrimonio homosexual en Estados Unidos.
"Nuestro país debe realizar una enmienda constitucional para defender el matrimonio" entre un hombre y una mujer, declaró Bush en un discurso desde la Casa Blanca, al estimar que se trata de un tema "de importancia nacional".
"Proteger el matrimonio sirve a los intereses de todos", agregó, y pidió al Congreso votar esta enmienda antes de enviarla a los Estados, que también deben decidir si la ratifican.
Bush recordó que el Congreso ya aprobó hace ocho años por una amplia mayoría una ley que estipula que el matrimonio es una unión entre un hombre y una mujer y añadió que 38 Estados estadounidenses tienen legislaciones similares.
"Esto da cuenta de un consenso casi general en el país para proteger la institución del matrimonio", estimó el presidente estadounidense.
Agregó que en "estos últimos meses, algunos jueces activistas y algunas autoridades locales tomaron iniciativas agresivas para intentar redefinir el matrimonio".
"Estas iniciativas introdujeron la confusión sobre un tema que demanda de claridad. En un tema de mucha importancia, la voz popular debe ser escuchada", enfatizó.
"Tribunales activistas dejaron una única vía: si queremos impedir que el significado del matrimonio sea transformado en algún momento, nuestro país debe tener una enmienda constitucional para proteger el casamiento en Estados Unidos", declaró Bush.
La decisión del alcalde de San Francisco (oeste) de autorizar los matrimonios homosexuales permitió que se celebraran más de 3.000 casamientos de este tipo en la ciudad californiana desde el 12 de febrero.
En tanto, la Corte Suprema de Massachusetts (noreste) también estimó que este tipo de casamientos debería ser considerado legal.
Estos casos han despertado el interés nacional y tanto demócratas como republicanos, en pleno periodo electoral, se han visto forzados a incluir el polémico tema en su agenda.
Las enmiendas a la constitución estadounidense deben ser aprobadas por una mayoría de dos tercios de ambas cámaras del Congreso y luego ratificadas por tres cuartos de los Estados estadounidenses en un plazo prefijado (generalmente de siete años).
Otra forma es que los Estados se pronuncien por una mayoría de dos tercios en una convención nacional y luego ratifiquen la enmienda por una mayoría de tres cuartos. Sin embargo, este método jamás fue utilizado en la historia de Estados Unidos.