Las ballenas grises volvieron un año más a las costas de Baja California Sur, en el noroeste mexicano, un espectáculo que atrae periódicamente en el primer trimestre del año a miles de visitantes.

En esta ocasión más de 1.200 cetáceos se congregaron en las aguas mexicanas, que por su calidez son idóneas para el apareamiento y el nacimiento de estos impresionantes mamíferos marinos.

Los cetáceos recorrieron en menos de dos meses más de 10.000 kilómetros desde las polares aguas del océano Ártico para reunirse en varios puntos de la reserva de la biosfera El Vizcaíno.

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En este lugar está la llamada laguna Ojo de Liebre, con más de 700 ballenas, la bahía de San Ignacio y el Puerto López Mateos, con 200 ejemplares en cada caso. Este último puerto es un lugar ideal para la ballena gris.