El papa Juan Pablo II afirmó que la santidad es la vocación de todas las personas que han sido bautizadas como cristianas, una idea –recordó– ya apuntada por el Concilio Vaticano II. Juan Pablo II envió  un mensaje a los participantes en un seminario organizado estos días por el Movimiento dei Focolari, una organización que, surgida en Italia hace varias décadas, se ha extendido por diversos países con la idea de promover la solidaridad entre pueblos, culturas y religiones.

En su mensaje, publicado por la Santa Sede, el Pontífice apunta que “solo una comunidad cristiana resplandeciente de santidad puede cumplir eficazmente la misión confiada por Cristo, que es la de difundir el Evangelio”. Dijo que la Iglesia es “íntimamente santa y está convocada a vivir y a manifestar esa santidad en cada uno de sus miembros” y aseguró que a los bautizados cabe exigirles que sepan vivir con coherencia el Evangelio en la cotidianeidad, tanto en la familia como en el trabajo y en sus demás relaciones.

“Es justamente en lo ordinario que se debe vivir lo extraordinario, de modo que la medida de la vida tienda a lo alto, hacia la plena madurez de Cristo”, escribió el Papa. Juan Pablo II celebró la tradicional audiencia pública el pasado miércoles en el Vaticano.

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Resumió ese texto al afirmar que “la obra de Cristo, con la remisión de los pecados, la efusión de las riquezas de su gracia, la filiación divina del cristiano y el dar a conocer el misterio de su voluntad, hacen que se pueda entrar en el misterio íntimo de la misma vida trinitaria”.

También se refirió a la infertilidad y exhortó a la comunidad científica a buscar su curación para hacer frente a los métodos de procreación artificial, que rechaza la Iglesia.