El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en Rusia las flores se obsequian mucho más que en San Valentín.

A 2.600 metros de altura, lecherías y veintidós hectáreas de invernaderos de tres florícolas disputan el paisaje montañoso de Biblián, Azuay, con numerosas y bellas casas campestres deshabitadas por quienes formaban la última generación de la fuerza laboral del lugar y por quienes impusieron con sus remesas desde los EE.UU., un estatus económico similar a un emirato árabe.

Contados inversionistas han arriesgado grandes sumas desde hace ocho años –estimadas hoy en un cuarto de millón de dólares por hectárea–, convencidos de que las características naturales de estas altiplanicies azuayas eran ideales para sacar las variedades de rosas de altura que flecharían especialmente al mercado ruso, que prefiere flor con tallo mucho más largo respecto al gusto norteamericano y de otras partes del globo.

Publicidad

Una tendencia que empieza a extenderse por el mundo, observa Guillermo Torres, gerente de uno de los planteles que exporta por año de 12 a 15 mil cajas de 35 variedades de rosas, con destino a Estados Unidos (75%), Rusia y Alemania (25%).

Día mundial de la mujer
Esta casi única fiesta, celebrada cada 8 de marzo, en la que los hombres rusos prodigan su amor a sus esposas, madres e hijas, regalándoles rosas, absorbe en solo tres semanas el 25% de los despachos que hace al año esta florícola y le paga de 30% a 40% más que el mercado estadounidense.

Las rosas rosadas y blancas son las preferidas y un embarque de ellas llega a su destino, Moscú, en ocho días. Este nicho de mercado exclusivo pide un gran tamaño de flor, cuyo valor es de 1 centavo por cada centímetro del tallo que la sostiene y que como mínimo debe medir 90 cm. Hay flores que pueden alcanzar un precio de 1,20 dólares, afirma Torres.

Publicidad

Como novedades de manejo para satisfacer el exigente gusto ruso, adicional al mejoramiento de las condiciones del suelo y nutrición de la planta mediante la incorporación de biol y abono orgánico, que se obtienen del reciclaje y tratamiento de todo el desecho vegetal que recogen en las 7 hectáreas establecidas, a cada botón lo encapuchan con una malla plástica para que alcance mayor grosor y elongación.

La florícola visitada la atienden 135 personas en temporada normal y 180 en la fecha de San Valentín y Día Internacional de la Mujer. 95% de ellas son mujeres, con salarios mensuales que superan los $ 150 por la escasez de la mano de obra.

Publicidad

El 85% de lo que produce llega con éxito al punto de comercialización, donde se entrega a consignación y con el aval de recibo y de pago basado en la confianza que el negocio obliga a conferirle al distribuidor extranjero, porque no tienen a nadie en Rusia para verificar o cobrar lo que ahora tarda de 25 a 45 días.

Establecer una hectárea de rosas demanda alta infraestructura (tierra, plástico, empacadora, cuartos fríos, regalías por las plantas), que llega a cifras mayores que se amortizan mínimo en cinco años.

Por lo anterior, observa Torres, la producción de flores no admite endeudamiento y se requiere enrumbarla a nichos de mercados de categoría, que por nuestros privilegios geográficos podemos conquistar siempre y cuando haya el apoyo del Estado.