La renuncia del presidente Jean Bertrand  Aristide es la única salida a la violenta crisis de Haití, dijo el sábado el  dirigente socialista Mucha Gaillard, portavoz de la Convergencia Democrática, que agrupa a los partidos opositores.
 
"La oposición mantiene su posición. La única solución a la crisis es la  partida de Jean Bertrand Aristide", declaró el socialista Micha Gaillard a la radio haitiana Radio Métropole.
 
"La solución a la crisis en Haití debe "tener en cuenta la posición de los rebeldes, del partido Lavalas y de la oposición", agregó.
 
Un poco antes, durante una conferencia de prensa, André Apaid, responsable del "grupo de los 184", que agrupa a organizaciones de la sociedad civil y del  empresariado, había afirmado que la oposición rechazaba cualquier compromiso que implicara mantener en el poder al actual presidente de Haití.
 
La Convergencia Democrática y el "grupo de los 184" se unieron a principios de año en el seno de una Plataforma Democrática de la sociedad civil y de  partidos de la oposición. Esta Plataforma reclamó formalmente entonces la  renuncia del presidente Aristide.

Aristide es "la fuente del problema" y "la población debe continuar movilizándose pacíficamente" para lograr su retiro, dijo este sábado el líder opositor André Apaid, el mismo día de la llegada al país de una misión diplomática dirigida por el secretario de Estado adjunto para América Latina, Roger Noriega.
 
El presidente haitiano, un ex sacerdote católico acusado por la oposición de malos manejos y fraude electoral, ha reiterado en varias oportunidades que no renunciará a su mandato, que constitucionalmente acaba en el 2006.
 
"Jean Bertrand Aristide es el responsable directo de la violencia en Haití porque ha distribuido armas, creado bandas armadas para aterrorizar a la  población, intimidar a los partidos políticos y acallar cualquier oposición", agregó Apaid, que representa al Grupo de los 184, colectivo que agrupa a la sociedad civil y el empresariado.
 
El responsable de la oposición también pidió "a la comunidad internacional asumir sus responsabilidades".
 
Más temprano esta mañana, la misión internacional había llegado a Puerto  Príncipe para presionar tanto a Aristide como a la oposición a aceptar, a más tardar el lunes, un plan de paz para poner fin a la creciente violencia  política.
 
La delegación encabezada por Noriega cuenta además con la presencia del  ministro canadiense de Francofonía, Denis Coderre, mientras que Francia está  representada por su embajador en Puerto Príncipe, Thierry Burkard. La Caricom  (Comunidad de países del Caribe) y la Organización de Estados Americanos (OEA)  también están representadas.
 
"Lo que queremos asegurarnos es dejar en claro que estamos enviando un mensaje firme, de emergencia y unidad de la comunidad internacional", había dicho Coderre, a su llegada a la capital haitiana.
 
El plan de paz, diseñado por Estados Unidos, Canadá, Francia, la OEA y  Caricom, fue presentado el viernes a Aristide y a Apaid y contemplaba una  repartición de poderes, con el nombramiento de un nuevo primer ministro, neutro  e independiente, que cuente con la confianza de la población.
 
También contempla que Aristide culmine su mandato con un poder reducido.
 
Su rechazo por parte de la oposición constituye un fracaso para la comunidad internacional, que reaccionó tardíamente para impedir la degradación de la situación en el país más pobre de América. Desde el inicio de la  violencia, el 5 de febrero, han muerto 58 personas en enfrentamientos con  rebeldes.
 
El plan no mencionaba tampoco a los rebeldes que controlan Gonaives  (noroeste).
 
Dirigidos por un ex comisario y militar, Guy Philippe, los rebeldes amenazaron el viernes con atacar este fin de semana las ciudades Saint-Marc  (oeste, 160.000 habitantes) y Cap Haitien (norte, un millón de habitantes).
 
Ante esa amenaza, miembros de la frágil y escasamente dotada fuerza  policial haitiana - 5.000 policías para una población de 8,3 millones - han abandonado sus puestos en al menos otras cuatro ciudades, lo que ha degenerado en saqueos y pillajes, según los residentes.
 
El viernes, un alto diplomático en Puerto Príncipe había adelantado ya sus temores sobre el rechazo de la oposición. "No hay plan B", previno.
 
Según el plan rechazado, el nuevo primer ministro habría tenido el control de 5.000 policías haitianos, cuya formación y entrenamiento serían supervisadas por la ONU y la OEA.
 
Por segunda jornada consecutiva este sábado, varias decenas de ciudadanos  estadounidenses, franceses o canadienses continuaron el sábado retirándose de  Haití, alentados por sus respectivos países. La comunidad extranjera en ese  país cuenta con 23.000 personas, de los cuales 20.00 son estadounidenses con  doble nacionalidad y 16.000 franceses.